Muy de Julián Muñoz

Yo le encuentro su aquel a que JuliánMuñoz diga así, rotundamente, que le llegaban unos sobrecitos todos los mesescuando era concejal y, de vez en cuando, un milloncejo de las antiguas pesetasque les mandaba Gil. A pesar de esa pinta que tiene Julián Muñoz, que unasiempre se acuerda de los pantalones de tergal por encima del ombligo, que seha creído que es un galán antiguo, pues a pesar de todo, que tiene interés elhombre. Porque en esa desenvoltura, incluso en algo de orgullo que parece quetiene en reconocer que se lo llevaba crudo pues que hay mucha enjundia. Entraen el juzgado y parece que está haciendo el paseíllo en un programa detelevisión. Y cuando habla, que no sabe si está en un juzgado o cenando enPuerto Banús. Y dice que quiere reunirse con su abogado y parar el juicio. Yque como también hay cámaras pues debe creerse que está en un reality.
Así que me he hecho muy de Julián Muñozporque en ese banquillo es como si estuvieran todos los años locos, los delpelotazo en el ladrillo, los de la España que era toda ella una Marbella dondelos sobres con dinero y el dinero sin sobres le llegaba a cualquiera sicompraba y vendía casa. Y tan me he hecho de Julián Muñoz que hasta que me dapena porque parece que con su chulería de parada de taxi o de bingo siguepensando que ha triunfado porque le siguen haciendo fotos. Otros másespabilados se lo llevaron de modo parecido y han salvado el pellejo por estarmás estudiados. Así vale, ¿no?