Música de las esferas (II)

En un anterior post comentábamos una obra de Philip Sparke, ´Música de las esferas´, una obra particular dentro del repertorio bandístico, por ser un acercamiento a la realidad de la formación del universo. Un acercamiento que, sin duda, nace de una curiosidad y de un interés por todo lo que existe. Desde el Big Bang hasta nosotros, el transcurrir de la historia. Y qué historia. La historia de lo que existe.
No sé desde qué punto se habrá acercado el autor a estas realidades. Casi es preferible que sea ateo, ya que muchas veces los cristianos tratamos de dar ´catequesis´ con ciertas cosas. En cambio, una persona que se acerca a la realidad desde un sano realismo, sin forzar datos pero también sin escepticismo, nos ayuda a entender también nuestra fe, mucho más que largos tratados teológicos o ciber-píldoras de moral.
Recapitulando la obra, trataba de una música perenne en el universo, como un influjo creador. Una creatividad personificada en el solo de trompa retomado tras el movimiento ´Big Bang´ por el resto de los instrumentos, como si las cosas verdaderamente guardaran una impronta de su creador. Y una gran libertad en el final, que sigue siendo misterioso, puesto que la revelación, para que sea aceptable, para que no se convierta en un ídolo, nos abre al Misterio en tanto que Misterio.
En paralelo con esto, la liturgia de la Vigilia Pascual hace también un recorrido por la historia de la humanidad. Desde el inicio de los tiempos, las cosas son relación con su Creador. Ese solo del inicio que se repite, halla su eco en la vocación de Abraham, en la liberación del pueblo de Israel, en los profetas. Una historia que nos habla de un centro de la realidad que no es una fuerza personificada, sino un Padre bueno, una alianza estable, más allá de sus iniquidades.
Y entonces, en medio de la historia, pero partiendo la historia en dos, ´un momento en el tiempo, pero el tiempo fue hecho a través de ese momento: pues sin el significado no hay tiempo, y ese momento del tiempo dio el significado´. El Verbo encarnado el mismo creador, pone su tienda entre nosotros. Et incarnatus est.