Muere Carlo Azeglio Ciampi, una de las principales figuras de la política italiana
Cuando Ciampi abandonó la presidencia de la República allá por 2006, pasando a ser senador vitalicio, Italia seguía siendo un país con serios problemas que aún perviven, pero por el camino se habían obtenido logros impensables como ser la entrada en el euro, la normalización de la vida política y la configuración de un sistema en torno a una gran coalición de centroizquierda y otra de centroderecha.
Y todo eso lo logró no precisamente un político, sino un economista, ya que Ciampi, hasta aceptar la presidencia del Gobierno italiano allá por abril de 1993, había desarrollado prácticamente toda su carrera profesional en el Banco de Italia, del que había sido su gobernador entre 1979 y 1993. Dada su solvencia, y al estar totalmente al margen de las múltiples corruptelas que salpicaban a prácticamente todos los partidos políticos, el Presidente Scalfaro le ofrecería formar gobierno, permaneciendo al frente del Consejo de Ministros hasta el 9 de mayo de 1994, en que presentó su dimisión y fueron convocadas elecciones generales. Durante ese escaso año hubo de soportar la devaluación de la lira en 1992, que obligó a su país a salir del Sistema Monetario Europeo dos años después de su entrada.
A partir de ahí, su implicación en política fue plena hasta su retirada en 2006. Tras ganar Romano Prodi a Silvio Berlusconi las elecciones generales de comienzos de 1996, Ciampi aceptó ser doble ministro: del Tesoro por un lado, y de Presupuestos y Programación Económica por otro, hasta que ambos ministerios fueron fundidos (enero de 1998) en uno solo llamado de “Tesoro, Presupuestos y Programación Económica”). Es decir, una macrocartera económica pensada para una misión crucial: que Italia cumpliera los criterios establecidos por el Tratado de Maastricht y de esta manera poder entrar en el euro desde el primer momento en que este se pusiera en marcha.
Cuando Massimo D´Alema sucedió a Prodi en octubre de 1998, Ciampi aceptó pertenecer al frente de esta cartera, pero el 14 de mayo de 1999 llegaría su gran momento: se convirtió en el décimo Presidente de la República italiana, y además lo hizo en primera votación y con más de setecientos apoyos, gracias a un pacto entre D´Alema y el líder de la oposición, Silvio Berlusconi (por cierto, con el tiempo acérrimos enemigos). Desde tan alta dignidad se encargaría de promover la unidad del país y el espíritu partidario de la integración europea, al tiempo que mantenía a raya, en la medida de lo que sus poderes le permitían, a Berlusconi cuando este encabezó el Gobierno entre 2001 y 2006. No resulta de extrañar que el actual Primer Ministro, el democristiano Matteo Renzi, lo haya calificado de “hombre de las instituciones que sirvió con pasión a Italia”. Un hombre fundamental para un tiempo clave en la Historia reciente de Italia.