Mentiras y verdades de abril de 2002
En los 8 años transcurridos Chávez ha logrado reducir ese capítulo de la historia a un cliché: unos militares felones dieron un golpe de estado y el pueblo se lanzó a la calle para restituirlo en el ejercicio de la presidencia. Esa versión aparece todos los días en la gigantesca red de medios escritos y audiovisuales que controla el régimen, y es la que ofrecen los libros escolares que los maestros deben enseñar a los niños. Es también la de los intelectuales de extrema izquierda, dispuestos siempre a viajar a Caracas, con pasajes de primera, hoteles 5 estrellas y viáticos abundantes. Los medios independientes se dedicaron a señalar hechos.
Como antecedentes, recuerdan que el 13 de noviembre de 2001, Chávez dictó 49 leyes que afectan a la organización del Estado, las actividades económicas, financieras y agropecuarias. El decreto más explosivo es el de Hidrocarburos, que abrió camino para la politización de la industria, nacionalizada en la segunda mitad del siglo XX y gerenciada con alta eficiencia por técnicos cuya credencial era el mérito. El 10 de diciembre siguiente se produce un paro nacional convocado por trabajadores y empresarios, al cual se unen 20.000 trabajadores especializados de la industria, en el llamado paro petrolero que se extiende hasta el 3 de febrero. El 23 de enero del 2002 se produce la primera de las grandes manifestaciones populares que protestan a Chávez. Todo el país vió en Aló Presidente a Chávez, utilizando un silbato para despedir la alta gerencia de PDVSA, acabando con la "meritocracia" y nombrando en la directiva a personajes políticos carentes de experiencia. En solidaridad con los despedidos y en defensa del "mérito" se produce la histórica manifestación del 11 de abril.
En Caracas se encontraban centenares de corresponsales extranjeros que dieron su visión sobre "la masacre de Miraflores". Cámaras de televisión captaron las imágenes de unos pistoleros que desde Puente Llaguno, aledaño a Miraflores, disparaban contra los manifestantes que se proponían llegar pacíficamente al Palacio en demanda de la renuncia del presidente. También fue notorio, en las pantallas de televisión, ver a Chávez dirigiéndose a Fuerte Tiuna para negociar los términos de su renuncia con los altos mandos militares. A medianoche del 11 el Comandante de la FA, general Lucas Rincón, anunció que el presidente había aceptado renunciar al cargo. Chávez fue conducido a una base naval y luego al apostadero militar de La Orchila, de donde lo rescatan oficiales enviados por su compadre el general Raúl Baduel. En la madrugada del 13 Chávez habló por televisión, pidiendo perdón por sus errores y ofreciendo disposición a dialogar con la oposición. El sábado 13, en la tarde, hacen su aparición los círculos bolivarianos y se dirigen a Miraflores, donde Chávez despacha ya como presidente. Por dos días protagonizan actos de violencia. "El pueblo en armas" se dedica a saqueos indiscriminados en lo que entiende merecido botín de guerra.