Mensaje para los futuros presidenciables
El domingo triunfó el ciudadano libre, protagonista de una sociedad plural. El domingo se hizo añicos el poder hegemónico personalista, con inconfundibles rasgos autoritarios y despóticos. El mensaje debe calar hondo no sólo en los derrotados sino también en los ganadores. Les debe quedar claro que hay una porción creciente de la ciudadanía que no está dispuesta a tolerar que se quieran eternizar en el poder, creyéndose "dueños" de la democracia, o la encarnación de la Patria y del Estado.
El poder es de los mandantes y no de los mandatarios, de las personas y no del Estado. Lección básica de la asignatura escolar que antiguamente se llamó Instrucción Cívica y hoy es Formación Ética y Ciudadana. "Yo o el caos del 2001", "yo o los golpistas del campo", "los buenos contra los malos", esas simplificaciones burdas, que desconocen la riqueza de la diversidad, se derrumbaron el domingo.
Kirchner quizás ya lo entendió, porque las derrotas enseñan más que las victorias. Pero más provechoso aún para el perfeccionamiento progresivo de nuestras instituciones sería que lo entendieran los presidenciables, como Reutemann, Macri o Cobos. Tienen que darse cuenta de que terminarán como Kirchner y como Menem si se dejan ganar por la soberbia y la intolerancia hacia quienes piensan distinto. Y sobre todo, deben reconocer que la construcción social nace desde las personas; que las iniciativas productivas generadoras de riqueza deben ser alentadas y potenciadas desde el Estado, en vez de pisotearlas, ahogarlas o cooptarlas.
Los ciudadanos esperan de la política mucho más que la disputa por el poder. Esperan que cobre consistencia la otra dimensión de la política, la definitoria, la que le da sustancia y dignidad, la que define para qué se usa el poder, al servicio de la sociedad. Hay desafíos que reclaman mucha atención. La crónica marginalidad de miles de argentinos sólo podrá superarse si se avanza de forma decidida en políticas sociales liberadoras, dejando atrás un asistencialismo degradante y dando paso a una cultura del trabajo y de la iniciativa personal y comunitaria. Urge movilizar todas las energías públicas y privadas en pos de una educación de calidad para todos, sin la cual no hay libertad posible.
El sistema de salud puesto a prueba por la gripe A, la falta de aliento a las pymes, la escasez de trabajo, son otras cuestiones que no pueden postergarse. Pero la respuesta a estos desafíos no depende sólo de los gobernantes. Sería una señal de madurez que los argentinos, que el domingo votamos en libertad, no nos cruzáramos de brazos como si en ello se agotara la responsabilidad ciudadana. Ningún Gobierno puede sin compromiso personal, sin iniciativas de la sociedad civil que expresen su capacidad de responder a las necesidades concretas de los hombres.
Osvaldo Bodean es presidente de la Asociación de Escuelas Públicas de Gestión Privada de Entre Ríos