Mas moviliza a los colegios de Cataluña para la consulta independentista
Uno llega a acostumbrarse. Es lo peor; convivir con normalidad con noticias que dan escalofrío: “Mas moviliza a las escuelas catalanas para el apoyo al Referéndum”. No quiero compararlo con la educación con Mao. Tampoco con el proyecto educativo del Partido Nacional Socialista alemán. Ni con la Formación del Espíritu Nacional de Franco. La asunción por comparación es una simplificación historicista que suele desatar indignación, pero poca reflexión. Porque estamos hablando de Cataluña, en España, en Europa, en el año 2014. En un momento en el que la “madurez” democrática parece que habría desterrado atrocidades como la que les quiero narrar.
“No hay ningún problema”
Es la frase que le responderá el aparato oficial. No hay ningún problema. No hay protestas. Como decíamos, eso es lo peor, que “no haya problema”. Estamos hablando de la Comunidad Autónoma, la única en España, donde crece el fracaso escolar: 41% en la enseñanza pública, 20% en la privada. Donde el informe PISA revela el factor “lengua” como una de las causas del bajo rendimiento; los que se definen castellano parlantes (inmersos en el catalán sin otra opción) arrojan peores resultados, por más que los que estudian en libertad de opción dan un 9,02% de mayor rendimiento. Lo importante en “el sistema” no son los niños, es la lengua.
Pero si pregunta usted a los colegios, le dirán que “no quieren problemas”. Les va su supervivencia. El sistema de concertación con el que sobrevive la enseñanza privada es próximo al terror. La visita de “un inspector” es narrada en los colegios con tintes de “registro”, buscando la “impureza” lingüística a cualquier coste (las delaciones existen…) para poner en vereda la ortodoxia nacional de cualquier resquicio en que los niños empiezan a hacerse preguntas que el educador debe ayudar a que respondan en libertad. En la enseñanza pública, poco hay que añadir, teniendo en cuenta que es parte fundamental del sistema. Y para el maestro, la amenaza del paro, por muy certificado que esté en su “nivel de catalán”, es más real cuanto más díscolo sea. Normal. No hay problema. Todo está controlado.
De la educación a la explotación
La confusión entre educación y enseñanza como equivalentes denota una amputación. Algo así –parece más gráfico– como confundir amor y sexo. Educación y enseñanza pueden coincidir, pero no es lo mismo. Parece coincidir en una sociedad que si no tiene certezas que proponer, solo puede ofrecer habilidades que enseñar. Pero el plan de Mas con lo que considera “sus” niños de “su” Cataluña da un paso más. De la enseñanza a la instrucción. Instrucción es dar instrucciones, implantar una autoridad. Instrucción es lo que se da en los cuarteles. Es la orden de Mas. El siguiente paso es la explotación. Las instrucciones, las consignas de Mas, están pues mucho más cerca del trabajo infantil, la explotación (el “uso” del niño y su trabajo para sus propios fines políticos o económicos) que cualquier cosa que se acerque a la “educación”, donde el factor libertad es esencial.
Dinamitando los principios del Derecho
Se ha recordado muchas veces que Mas tiene un cargo electo, con derechos y deberes, obtenido con la legalidad vigente en España, que él desprecia, para imponer su voluntad, creando un conflicto no sólo jurídico, sino social. Sobre su movilización de profesores y colegios se hablará. De hecho el Partido Popular y el Partido Socialista de Cataluña han emitido ya protestas y pedirán la comparecencia en el Parlament.
Pero estamos ante un paso más hacia la evidencia de sus ánimos. No hablamos ya de la legalidad vigente en España. No hablamos de Derecho Constitucional. Estamos hablando ya de los derechos subjetivos, derechos fundamentales, que son el pilar del Derecho y la Ley justa. Hablamos de Derecho Natural, que en lo que atañe a los Derechos del Niño están formulados por la ONU en su resolución 1386 del 20 de noviembre de 1959. Fantasmas citados como la “discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de la familia” son en Cataluña realidades palpables. Donde la ONU habla del derecho a ser educado en “un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal”, en la Historia, como un cáncer, aparece siempre la ideología. Cuando la ideología tiene pretensión de exclusividad, autoridad y fuente del derecho, la ideología muere. Lo malo es que suele hacerlo llevándose muchas víctimas humanas por delante. Siempre crecen, esas ideologías, en el acostumbramiento del “no hay problema” que antecede al terror. Hay esperanza porque aún hay gente que “ve un problema”, gracias a Dios.