Mali no es Libia, la intervención militar es adecuada
El ministro Terzi ha admitido que la crisis no se resolverá en breve tiempo y que se trata de un apoyo obligado, pues pretende evitar que Mali se precipite hacia "condiciones peores que las de Somalia o Afganistán". Terzi ha afirmado además que la operación ha tenido un comienzo positivo "con la estabilización militar de una situación que, en caso contrario, se habría visto precipitada en cuestión de pocas horas". El avance yihadista hacia el sur ha sido ya bloqueado efectivamente por los militares.
Al contrario de la intervención franco-británica en Libia, la resolución del gobierno francés al decidir la operación militar en este caso se debe considerar positivamente. La preocupación por el futuro de Mali está absolutamente fundada, pues el país se ve gravemente amenazado por la invasión de ciertos grupos terroristas que, como muestran las acciones violentas cometidas en Argelia, deben ser detenidos rápidamente. Para entendernos, se corre el riesgo de que estos grupos desencadenen una ofensiva con consecuencias aún más devastadores que las cometidas por los integristas de Boko Haram en Nigeria, donde están exterminando a las comunidades cristianas.
El llamamiento del ministro de Exteriores de Mali era una petición de ayuda que la comunidad internacional no podía dejar desatendida: "la toma de rehenes en Argelia es la prueba de que las fuerzas oscurantistas yihadistas, iconos del narcotráfico, se han instalado por todas partes en nuestra región, y por eso debemos detenerlos".
"Esperamos el máximo apoyo por parte de la UE, de los EEUU y de Canadá. Europa no está lejos de Mali y el narcoterrorismo es un peligro considerable para todos. Los franceses no son los únicos, sino los primeros. Sin la acción de Francia Mali ya no existiría", añadió el ministro de exteriores francés, Laurent Fabius.
No era una decisión fácil. Francia juega plenamente su papel para impedir que el Sahel se convierta en un santuario del terrorismo. Para impedir la destrucción en cuestión de semanas de una nación entera. Efectivamente, como ha declarado Farnesina, el conflicto, que ya ha provocado varias decenas de muertos entre rehenes y terroristas, no concluirá con rapidez.
La crisis de Mali seguirá estando en el centro de los trabajos de Naciones Unidas de las próximas semanas. La celeridad con la que ha sido aprobada la resolución que apoya la intervención francesa debe acompañar todas las fases del conflicto, porque de la cohesión de la comunidad internacional y de su unidad dependerá el éxito de la intervención.
En esta fase, las operaciones están siendo guiadas totalmente por el comando francés, que no cuenta de ningún modo con el apoyo del ejército de Mali. La prioridad es obviamente liberar el norte del país de las formaciones vinculadas a Al Qaeda que han impuesto la sharía y que están consolidando su poder en las ciudades. Por lo que respecta al futuro, uno de los objetivos, cuando haya sido erradicada la amenaza fundamentalista, será el de ayudar a las fuerzas militares locales en la organización de la defensa y en la gestión de las crisis.
Una presencia demasiado duradera de Francia en el territorio se vería en los ambientes islámicos como una ocupación fraudulenta y podría desencadenar oleadas de odio y violencia aún más complicadas de aplacar.