Malacostumbrados

El decepcionante partido de España enfadó a la afición. Es cierto que el mensaje final, incitaba a recoger los buenos recuerdos, y olvidar de inmediato el nefasto partido vivido en Maracaná. Pero las quejas fueron protagonistas durante el transcurso del encuentro. También minutos después. No entendí muy bien algunas de las peticiones que florecían entre los espectadores españoles. Ya me resultó extraño que la afición pusiera en duda la lista de jugadores que viajaría a Brasil. Todo el mundo adivinaba un fin de ciclo en la Selección. Nada nuevo. En la última Eurocopa disputada ya se vislumbraban los primeros descontentos con las elecciones tomadas por del Bosque. Vicente insistió en su idea, confió y acertó. Todo el mundo contento, las críticas se borraron de la atmósfera futbolística, y las camisetas rojas volvieron a portarse con alegría durante la celebración.
El miércoles nadie estuvo bien. Xabi Alonso no conseguía dar salida al balón. Silva no acertaba con el último pase, y Casillas no fue capaz de parar ni una sola pelota. Media hora después de que empezara a rodar el esférico, brotaban las primeras soluciones. Unos pedían a jugadores que no habían ido, otros no entendían cómo salía un jugador antes que otro de titular. También hubo rechazo por la decisión de jugar con un único punta. Todos jugamos a ser entrenadores, algo que entretiene a cualquier aficionado al fútbol. Ahora bien, pensándolo fríamente, esta ingente cantidad de réplicas me parecieron desmesuradas. Se pidieron cambios por el bochorno sufrido contra Holanda. Se acusó a Vicente de no tener suficiente valentía para cambiar a determinados jugadores. Por qué iba a hacerlo si hasta ahora todo marchaba correctamente. ¿ Cómo adivinar la llegada del fin de ciclo? El caso es que muchos ya lo sabían desde antes de que empezara el Mundial. No se atinó en la Eurocopa, algún día habría que acertar. Sienta a Piqué, apuesta por la verticalidad de Pedro, y mantiene a Diego Costa, un delantero con el que todo el mundo coincidía que iba a aportar algo nuevo a la Selección. Chile nos pasa por encima, y la culpa empieza a dividirse entre el entrenador y los jugadores.
La situación es muy parecida a la vivida en Barcelona. Hace algún tiempo escribí sobre el Barsa y su declive. Y en ningún momento pensé que sus jugadores o su entrenador tuvieran la culpa de aquello. Con España sucede algo similar. Nos han acostumbrado a ganar, con una superioridad significativa, y con un estilo muy bien definido. Seis años ha durado esta alegría, demasiado, nadie hasta ahora había conseguido esto. Los rivales también saben jugar al fútbol, y saben cómo pueden hacer daño a España. Más raro me hubiera resultado ver a la Selección levantando otro Mundial. Si esto hubiera ocurrido entendería que el resto de aficiones tuvieran un enfado notable. Pero no España. Ha ganado mucho, y con este equipo cualquiera pensaba que podría repetir esa hazaña. Tampoco me gustaría hablar por nadie, pero yo, particularmente, también me hubiera decantado por este elenco de futbolistas. Cómo saber cuando Xavi no serviría para España. Cómo sentar a un portero que recientemente ha conseguido la Champions y Copa. Por qué creer que Azpilicueta no encaja en este conjunto, después de la enorme temporada que ha realizado. Muy difícil ser tan astuto. Nos han malacostumbrado, y por eso el dedo acusador señala con tanta ligereza.