Magos postmodernos
Ha hablado de unos Magos potsmodernos que han sabido superar el miedo a la "contaminación entre la ciencia y la Palabra de Dios". Eran hombres de ciencia que, "lejos de considerar autosuficiente su saber, han estado abiertos a ulteriores revelaciones de Dios". El Papa los ha pintado como hombres en búsqueda, así somos los hombres y mujeres de comienzos del siglo XXI, gente que no se siente tranquila en las viejas certezas de los modernos, que no confía en una ciencia cerrada en sí misma, en los proyectos de utopías políticas, que acusamos en cada cosa la insuficiencia de la existencia.
La grandeza de los Magos fue ponerse en camino. Pero más grandeza aún fue su sencillez para aceptar "la perfecta armonía entre la búsqueda humana y la Verdad divina", dice el Papa. Los Magos podrían, explica Benedicto XVI, haberse quedado "desilusionados, incluso escandalizados" ante un niño y, sin embargo, lo adoraron. No basta con buscar, es necesario reconocer la respuesta cuando se presenta. Dice el Papa que los Magos dieron prueba de unir "inteligencia y fe". Creyeron del único modo que puede creer el hombre postmoderno, con una fe amiga de la inteligencia, con una fe que responde. Creyeron porque convirtieron la fe en método de conocimiento, no volvieron a hablar con Herodes, empezaron a tratar de otro modo las cosas cotidianas.