Luciérnagas en el jardín
Luciérnagas en el jardín (2008) narra las andanzas de un escritor que pierde a su madre, que era el pilar en el que toda la familia se apoyaba, en un accidente de tráfico. Su padre, al contrario, era un ser tiránico en la educación de sus hijos, como recuerda el personaje en constantes flash-backs. Está técnica utilizada por el cineasta novel sirve para entender muchos aspectos de los encuentros o desencuentros de cada uno de los miembros que conforman el núcleo familiar. La historia va creciendo a medida que avanzan los minutos, aunque no se puede decir que sea original, pues recuerda a otras producciones cinematográficas.
Las interpretaciones no me parecen lo más notable de la cinta. Willem Dafoe actúa tan bien como siempre, resulta muy interesante la evolución de su personaje, mientras que Julia Roberts, después de su desafortunado encuentro con Clive Owen en Duplicity (2009), ilumina cada instante que aparece en pantalla. Como dato curioso, Daniel Moder, el director de fotografía, es la actual pareja de la actriz protagonista.
Cambiando de tema, la cinta ofrece una visión sobre la institución más antigua de la sociedad bien construida y políticamente incorrecta en algún aspecto, donde el elemento trascendente no ha sido destacado. Sin embargo, los valores más importantes quedan reflejados con bastante acierto en una familia imperfecta, pero unida. La madre (Julia Roberts) refleja claramente el valor de servicio y entrega a los demás, equilibrando o aminorando el temperamento de su estricto marido (Dafoe), que comprenderá cuál es el límite de su labor como educador.
Finalmente, el arrepentimiento está muy conseguido y el perdón aparece como un elemento clave de la película para restañar las heridas del pasado. Sobre todo, sorprende el modo tan sutil con que está narrada la posible reconciliación.