Los peligros de Europa

Por lo que respecta a Schulz, espero que sepa, responsablemente, quitarse la chaqueta partisana de presidente del grupo socialista y demócrata para ponerse la de imparcial, necesaria para garantizar el equilibrio en la presidencia de la Asamblea de Estrasburgo. El nuevo presidente, que puede definirse a todos los efectos como una creación de Silvio Berlusconi, tendrá que cambiar completamente su forma de actuar. Deberá defender enérgicamente en toda circunstancia no solo el papel central del Parlamento europeo, sino también el método comunitario frente a las miopías intergubernamentales. El Parlamento europeo tiene la tarea de salvar el proyecto europeo de derivas improvisadas de tipo nacionalista.
A mi modo de ver, una Europa más responsable es sobre todo una Europa consciente del peligro que corre. Y hoy el mayor obstáculo es el liderazgo europeo. No es el euro el que está peligro. En la zona euro hay países que han compartido la moneda, pero no el sentido de un liderazgo político. Lo peor es el inmovilismo de nuestros líderes continentales. Sobre todo en aquellos países en situación de dificultad que necesitan urgentemente recibir un fuerte impulso por parte del gigante europeo.
Esta semana hemos debatido sobre el llamado "Fiscal compact", el nuevo pacto que debería ser uno de los pilares sobre el que construir la recuperación de la eurozona. El gobierno italiano debe apoyar las peticiones del Parlamento europeo y pedir la puesta en marcha inmediata de una agencia pública europea de rating. El presidente Monti debe tomar en consideración la posibilidad de no suscribir el tratado sobre la Unión fiscal si en el mismo no aparecen explícitamente redimensionados los criterios de devolución de la deuda pública y no se introducen los eurobonos. Solo así podemos contribuir con una Europa unida y fuerte, útil para todos.
El gobierno polaco, que acaba de terminar su mandato en la presidencia del Consejo europeo, debe servir de ejemplo a sus sucesores, sobre todo porque en ningún momento ha perdido de vista la verdadera prioridad que tenemos en este momento, la de reafirmar la unidad como arma única e invencible para hacer frente a peligros que van más allá de nuestra imaginación, pero que son más reales que muchas previsiones que nos hacen quedan tan solo como presuntuosos a los ojos del mundo y de nuestros ciudadanos.