´Los gobiernos occidentales siguen apoyando y ayudando al bando equivocado´
El padre Alejandro León acaba de celebrar la misa cuando responde a nuestra llamada. De origen español, se encarga de un centro juvenil en Damasco y, como todos los religiosos en Siria, permanece al lado de sus fieles en estas horas difíciles en que los milicianos del Isis parecen acercarse amenazantes a la capital. No conoce personalmente al último sacerdote secuestrado estos días, el padre Jacques Murad, pero sí lo conocía de oídas, por la fama de su valiente actividad en su comunidad, que no abandonó nunca, a pesar de la cercanía de los terroristas a su pueblo.
“Lo que vosotros llamáis testimonio por nuestra parte, religiosos en Siria, es lo mínimo que podemos hacer, es una obligación con nuestra conciencia religiosa, con el compromiso que hemos adquirido. Como cristianos, antes que como religiosos, seguiremos aquí, con nuestra gente”. León siente la cercanía en la oración de los cristianos de Occidente, y agradece la ayuda económica que llega desde Europa, pero tiene una petición muy precisa: “Nos gustaría que la voz del pueblo que sabemos que está con nosotros llegue hasta los poderosos, a vuestros gobernantes, para que cambien de actitud y dejen de apoyar al bando equivocado, dejen de comprar petróleo de contrabando que utilizan los yihadistas para comprar armas a Occidente, con las que nos matarán a los cristianos”. Una acusación dura, pero real, de que la responsabilidad de Occidente con la sangre derramada en Siria es muy alta.
¿Conocía usted al sacerdote secuestrado, el padre Murad?
No en persona, pero su nombre era muy conocido. La manera en que se prodigaba con sus fieles, y no solo con ellos, es bien conocida en Siria.
¿Tiene alguna idea de quién está detrás de este secuestro?
No, no tengo idea, pero en Siria no solo secuestran a los sacerdotes. Los cristianos sirios se juegan la vida todos los días, todos corremos el mismo peligro. La nuestra es una situación arriesgada, y la vive todo el pueblo.
Tras la caída de Palmira, la situación es aún más difícil, ¿la gente huye de sus casas?
Sí, mucha gente huye. Todo el norte, toda la zona de Alepo está en manos del Isis y todos sabemos lo que hace esta gente cuando conquista una ciudad: mata y comete unos actos de violencia terribles. Cuando se acercan a un pueblo, es lógico que la gente huya, tienen miedo a morir.
Ahora se están acercando a Damasco, ¿cómo lo están viviendo?
Con mucho miedo. Siempre hay misiles llegando a la ciudad, hay armas cada vez más potentes a disposición de los milicianos, es evidente, armas cada vez más destructivas.
El secuestro del padre Jacques, que se había negado a abandonar su comunidad, devuelve al primer plano el testimonio de los religiosos en Siria.
No es nada, es lo mínimo que podemos hacer. Lo que vosotros llamáis testimonio por nuestra parte, religiosos en Siria, es lo mínimo que podemos hacer, es una obligación con nuestra conciencia religiosa, con el compromiso que hemos adquirido. Como cristianos, antes que como religiosos, seguiremos aquí, con nuestra gente
¿Se sienten abandonados por Occidente?
Sabemos que hay mucha gente que nos acompaña con la oración y con ayuda económica, muchas personas preocupadas por nosotros, pero en Occidente hay también mucha desinformación, mucha manipulación informativa.
¿En qué sentido?
Los que tienen el poder en Occidente manipulan la información y no cuenta lo que está pasando aquí realmente.
¿Qué tendrían que contar?
Sencillamente la verdad: que los gobiernos occidentales siguen apoyando y ayudando al bando equivocado.
¿Cree que Occidente debería haber apoyado a Assad?
Exactamente. Con él la situación no tenía nada que ver con esto, la libertad religiosa se respetaba. Los gobernantes occidentales deberían suprimir las sanciones en su contra, por ejemplo.
¿Cómo están viviendo los cristianos en Damasco?
La situación no es igual para todos, no todos saben vivir estas pruebas, que son muy fuertes. Nuestro centro juvenil atiende a casi 650 chavales y no hay ni uno de ellos que no haya perdido al menos a un familiar o vecino. Todos están tocados por la guerra y algunos viven una crisis de fe. Pero en general esta situación nos ha hecho ser más auténticos, a captar mejor lo esencial, es decir, a Cristo. Mucha gente está sufriendo duramente, pero la comunidad cristiana tiene ahora una fe más sólida, el sentimiento que prevalece es el testimonio de fe del pueblo, que es muy fuerte.
¿Qué le gustaría decir a los cristianos de Occidente?
Les doy las gracias de corazón a todos, porque sé que mucha gente, con la oración y la ayuda que nos pueden enviar, está con nosotros. Pero haría falta que este testimonio, aunque sé que es muy difícil, que este sentimiento popular llegara a los que tienen el poder. Vuestros gobernantes apoyan al bando equivocado, siguen vendiendo armas o comprando petróleo de contrabando porque es más económico. En Occidente hay quien lo compra, y ese dinero sirve para matar a los cristianos aquí. Si vuestro pueblo hiciese oír más su voz, para nosotros sería una gran ayuda.