Lo que quieras
´Padre,me pongo en tus manos
haz de mí lo que quieras;
sea lo que sea,te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas sus criaturas,no deseo nada más, Padre´.
Charles de Foucauld
Si somos capaces de afirmar esto con el corazón, entonces empezamos a dejar que Dios trabaje en nosotros, y comienza el gran diseño de Amor en el alma. Un plan que se inicia con una gran purificación , donde realmente se convierte en arcilla en manos del Alfarero.
Desaparecen las experiencias sensibles de la fe . Parece que personas y hechos nos dan la espalda. La vida de oración se torna árida, apareciendo una angustia que se hace insoportable, Asoma la duda de creerse abandonado de Dios, a quien no se deja de amar y desear ni tan solo un instante. No te crees escuchado, llega la desesperanza, te sientes solo ante el Sagrario, es entonces cuando la oración se vuelve más pura.
Resulta difícil comprender lo que es el abandono total en las manos del Señor. El mío, necesita renovarse a menudo porque dura muy poquito. ¡Comienza nuestra subida, no retrocedamos ! No volvamos a aquellas cosas a las que renunciamos por su amor.
´Cuando se ofreció ante mis ojos el horizonte de la perfección, comprendí que para ser santa había que sufrir mucho, buscar siempre lo más perfecto y olvidarse de sí misma. Comprendí que en la perfección había muchos grados, y que cada alma era libre de responder a las invitaciones del Señor y de hacer poco o mucho por él, en una palabra, de escoger entre los sacrificios que él nos pide. Entonces, como en los días de mi niñez, exclamé: ´Dios mío, yo lo escojo todo. No quiero ser santa a medias, no me asusta sufrir por ti, sólo me asusta una cosa: conservar mi voluntad. Tómala, ¡pues yo escojo todo lo que tú quieres…!´ (Santa Teresa de Lisieux)