Entrevista a Jorge E. Traslosheros

´Lo del muro no es nuevo y México debe ser inteligente al negociar con Trump´

Mundo · F.H.
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30 enero 2017
Una de las conmociones de la semana pasada ha sido el anuncio hecho por Trump respecto al muro, la deportación, asegurando que va a ser México quien pague el muro. Hablamos con Jorge Eugenio Traslosheros, investigador de la Universidad Nacional de México.

Una de las conmociones de la semana pasada ha sido el anuncio hecho por Trump respecto al muro, la deportación, asegurando que va a ser México quien pague el muro. Hablamos con Jorge Eugenio Traslosheros, investigador de la Universidad Nacional de México.

Hay que viajar mucho en el tiempo para encontrar precedentes a algo como lo que ha hecho Trump esta semana, ¿no?

En el caso de nuestra relación con Estados Unidos, no mucho. Siempre ha sido una relación muy conflictiva. Es la frontera que más movimiento tiene en el mundo. Desde antes de la revolución mexicana –estamos hablando de 1910– y sobre a partir de la hambruna de 1927, empezó a haber una migración tremenda hacia EE.UU. Este es un factor. El otro factor de gran conflicto en la frontera siempre ha sido que muchísimos mexicanos que viven de aquel lado suelen decir que ellos nunca cruzaron la frontera, que la frontera los cruzó a ellos.

Bueno, eso históricamente es cierto.

Totalmente cierto, una guerra de conquista muy al estilo del siglo XIX, donde los conflictos de regiones territoriales se gestionaban mediante la guerra. Entonces, todos sabemos que una cuarta parte de lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos era México, ahí siempre se ha vivido una situación de gran conflictividad. Nadie lleve llamarse a sorpresa y creo que hay que tomarse las cosas, como se dice por aquí, con calma y dos hielos.

¿Porque a lo mejor no es tanto lo que viene luego?

Yo creo que sí va a ser una situación difícil. Lo que quiero decir es que eso no significa que sea nuevo. No es que no haya habido ningún precedente. Pensemos en lo siguiente: Obama es el presidente de EE.UU que más mexicanos deportó en toda la historia, Obama deportó a más mexicanos que todos los presidentes del siglo XX juntos. Hay que empezar a diferenciar un poco, y creo que Trump indudablemente es un barbaján, un impresentable como dicen en España. Yo creo que el que mejor ha entendido la personalidad de Trump es Carlos Slim, que la semana pasada dio una conferencia de prensa fantástica, donde dijo: “No es Terminator, en Negociator. Trump es un negociador muy eficaz, muy agresivo, pero finalmente no es más que un negociador”.

Entonces, ¿podemos tener alguna esperanza de que las cosas cambien?

Yo creo que más que una esperanza. Pienso que aquí hay dos problemas. El primero es que Trump ganó y ganó a la invencible, a Hillary Clinton, que representaba todo un proyecto cultural y político a nivel internacional, también muy impresentable, porque este proyecto es el que hundió a Oriente Medio en una guerra, dio la espalda a los cristianos que están allí, que iba en contra de la libertad religiosa. Recordemos que los primeros que empezaron a redefinir el concepto de libertad religiosa en Estados Unidos han sido Obama y Clinton. Entonces, un proyecto muy agresivo, por la eutanasia, la eugenesia, el aborto… Son igual de impresentables, solo que son más elegantes. Esa es la diferencia. Yo sí creo que, independientemente de todo, hay mucho enojo, mucho miedo a que la llamada derecha europea tome el poder. En este sentido, pienso que Trump, siendo un barbaján, me parece que ni es Hitler, ni se acerca a nada por el estilo. La segunda cosa que hay que entender es que cuidado con el patriotismo mexicano.

¿Por qué?

Los políticos mexicanos son muy patrioteros. ¿En qué sentido? Es un país sumido en una crisis. Tenemos crisis de corrupción, crisis de violencia, crisis política de legitimación de la clase política, los precios no dejan de subir… y Trump tiene la culpa de todo. Es un nacionalismo muy barato. Y entre estas dos cosas, no nos dejan ver bien la realidad. Yo lo que creo es que se abre un periodo de negociación muy intenso, y México tiene gente muy talentosa para sentarse a negociar dos cosas que Trump ha puesto sobre la mesa.

Que son…

Primero, la frontera. Vamos a negociar cómo vamos a administrar la frontera porque hay mucho narcotráfico, hay mucha violencia. Dos, vamos renegociar el Tratado de Libre Comercio después de veinte años. Pero esto siempre lo ha dicho, y esto lo iba a hacer Clinton también.

Pero en la frontera tenemos saldo negativo, en este momento están saliendo más mexicanos de los que entran. Otra cosa es el movimiento centroamericano.

Sí, ahora están regresando muchos mexicanos porque es otra generación. Y segundo, los que están allá como inmigrantes son indispensables para la economía norteamericana. Y un empresario no come lumbre. En este sentido digo que se trata de renegociar la situación de las fronteras y renegociar el TTL. Y Trump, este barbaján impresentable, los vinculó, porque era una forma de torcerle la mano a los mexicanos. Ahora tenemos que responder con inteligencia, por Dios.

Esta es una interpretación muy esperanzadora: es el primer paso de un negociador que está jugando al mus y lo primero que hace es lanzar un órdago. El pronunciamiento de los obispos a un lado y a otro de la frontera ha sido claro. Hemos hablado del obispo de Austin, que es el presidente de la Comisión de Migraciones, pero también los obispos mexicanos han dicho que es necesario defender a los migrantes.

Después de los obispos, Slim también dijo algo razonable. Los obispos son de una gran razonabilidad. Tenemos que entender algo en perspectiva histórica. La Iglesia católica, entendida en su universalidad, no tiene fronteras. Desde hace muchos años, desde los años 40-50, hay programas de colaboración muy estrecha en la pastoral de migraciones. Nosotros tenemos una red de solidaridad migratoria de la Iglesia católica desde Centroamérica hasta Canadá. Hay parroquias dedicadas a esto, toda una estructura dedicada a esto, con recursos limitados pero es una de las labores más importantes en migración a nivel mundial. Ahora esto ha echado a andar, y aquí hay otro factor de esperanza también sobre la negociación con Trump, y hay que entenderlo muy bien.

¿Por qué lo que ha dicho Slim es tan relevante, porque la clave es la negociación que él señalaba?

Claro. Lo que está diciendo Slim es: “bájenle de crema a sus tacos”, como decimos en México. Entiendan que es una lógica de negociación, y hay que entrar en la línea de la negociación, no del patrioterismo.

La cabeza fría y los pies calientes.

Exactamente, tal cual. Esa es la invitación. Y la Iglesia católica ha dicho que aquí tenemos un asunto de dignidad humana, que son los inmigrantes. Y hay un factor muy importante. La Iglesia tiene entre los republicanos, no sé si con Trump pero con los republicanos, un factor de influencia muy importante, incluso con el vicepresidente Pence, que se autodefine como católico evangélico. El factor inmigración es muy importante y Trump sabe que le debe a los grupos cristianos de EE.UU una parte muy importante de su victoria por la defensa de la vida y de la libertad religiosa, pero el asunto de la inmigración es un asunto católico y creo que ahí vamos a ver cosas muy interesantes en un futuro muy próximo.

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