Lluvia, tristeza y grandeza

Vuelven las lluvias. Entra en la península la borrasca Laurence. De Jana pasamos a Konrad y ahora llega Laurence. Va a llover de forma intensa en el suroeste peninsular. En concreto, en el oeste de Andalucía y Extremadura.
Este mes de marzo de lluvias nos está viniendo muy bien. En estas dos semanas las reservas de los pantanos están por encima de la media. Prácticamente dejamos atrás la sequía. Las cuencas internas de Cataluña han pasado del 31 por ciento al 45 por ciento.
Y además tenemos mucha nieve en las montañas, que eso siempre es un regalo cuando llega el deshielo.
La lluvia provoca tristeza. No es ninguna exageración. El asunto tiene una base científica, se conoce como el trastorno afectivo estacional o el desorden estacional. Dicen los que saben de esto que este trastorno tiene síntomas como la ansiedad, baja autoestima, mayor duración del sueño, deseo constante de hidratos de carbono y bajos niveles de actividad física. Cuando nuestro cerebro recibe señales de que la luz diurna es limitada, se libera melatonina para favorecer el sueño. Los médicos recomiendan recibir algo de luz poco después de despertarse.
Estamos tristes porque llueve mucho. La tristeza es un sentimiento que no tiene por qué ser negativo, en realidad ningún sentimiento por sí mismo es negativo. Estamos sometidos a una especie de tiranía de la felicidad, la cosa empieza con la taza del desayuno que dice: “Hay un millón de razones para ser feliz”. Y si luego nos metemos en una librería, quedamos abrumados por los libros de autoayuda que nos dan mil recetas para conquistar la felicidad a base de fuerza de voluntad. Se ha creado una atmósfera que convierte la felicidad en una obligación. La felicidad puede ser un deseo, una objetivo, pero todo se complica cuando se convierte en un presupuesto. Hay que liberarse, no es una obligación tener emociones confortables. La tristeza, la ansiedad, los temores o la incertidumbre son sentimientos que, como todo los sentimientos, son muy útiles. La tristeza por ejemplo, es el síntoma de que quieres algo que no tienes, es la nostalgia de algo que está ausente. Hay poetas inteligentes que dicen que precisamente no estar satisfecho con nada, que la tristeza, es signo de la grandeza humana.
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