Líbranos del pesimismo
Muchos, prefieren el final de un año y comienzos del siguiente, para renovar propósitos. A mí, me gusta hacerlo, al inicio de un nuevo curso. Se supone, que el período vacacional, nos ha permitido asentar todo aquello que estaba agitado. Las cosas se ven desde la perspectiva de la serenidad, el descanso, las fuerzas recobradas…
Esta vez no he podido disfrutar de unas “vacaciones soñadas”, me ha tocado vivir otra experiencia no planificada. Se complicó mi enfermedad y tuve que ser de nuevo hospitalizado y pasar por cuarta vez por otra intervención. A estas alturas solo puedo expresar un sentimiento : ¡Gratitud!… No voy a explayarme en ella. Tal vez en otra ocasión.
Pretendo con este post , alentar a todos los que empiezan el nuevo curso. Capto a menudo, que en lugar de haber descansado y recuperado energías, algunos vuelven peor de lo que estaban antes de partir, y retoman su actividad en una negatividad contagiosa y desalentadora, viendo fantasmas que aún no han aparecido.
Basta mirar las portadas que han ocupado estos meses las noticias de los informativos, para darse cuenta de que aún nos encontramos entre los afortunados de muchísimas cosas. Repito : ¡Hay muchas cosas en nuestra vida diaria para sentirnos favorecidos!… Empezar un nuevo curso escolar, retomar el trabajo que no nos ha faltado hasta ahora, reencontrarnos con la gente querida…, tantos momentos y tanto recibido en ellos que la rutina nos veta el acceso para valorarlos.
Se propuso hace unas semanas una campaña para recaudar fondos para concienciar sobre una enfermedad, invitando a verter sobre sí, un cubo de agua helada. Un día de estos, escribiré sobre lo que opino de estas “formas de solidaridad”. Pues bien, yo os invito a tiraros encima, un gran barreño de entusiasmo. Que nuestro criterio no sean los éxitos o fracasos de años pasados, sino la confianza en la Providencia Divina y el cumplimiento de Su voluntad.
Como dejó escrito Charles de Foucauld en su biografía : “Al creyente debe bastarle saber que Dios no es ajeno a nada de lo que le sucede”
Líbranos, Señor, del pesimismo que no permite ver tu acción en la historia y también del optimismo ilusorio que no está arraigado en la verdadera esperanza, para que todo cuanto emprendamos en este curso busque tan sólo la venida de tu reino.
Líbranos también, del miedo a los lobos que acechan a tu Iglesia, de tantos miedos que nos paralizan y que a veces nos hacen desertar. Fortalece nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.
¡Feliz nuevo curso!