Lendoiro dice adiós

Augusto César Lendoiro vivió en la mañana de ayer su último partido como presidente del Deportivo de la Coruña. Homenaje para él, lo mismo que para Valerón. El canario regresaba a Galicia el día en que Lendoiro se despedía como presidente. El fútbol gallego y español no se entiende sin ambos. Juan Carlos sigue siendo un emblema en el deportivismo y bajo la presidencia de Augusto llegaron los mejores años del conjunto blanquiazul, eso sí, con un poso de una enorme deuda. Curiosa coincidencia que deja en la afición una profunda nostalgia recordando un pasado en la élite y un futuro incierto.
La razón de su salida es bien sencilla: el pasado mes de diciembre perdió por primera vez una votación en junta de accionistas desde que llegara al cargo. Ahí estaba todo. La “era Lendoiro” finaliza después de 25 años en el cargo y dando lugar por primera vez en este tiempo a una fisura en la familia deportivista. Se busca nueva cabeza a la que seguir.
En materia deportiva Lendoiro deja un bagaje de 21 temporadas en Primera, 5 en Segunda, 5 ediciones de la Liga de Campeones y otras tantas en la Copa de la UEFA. Una Liga, dos Copas del Rey y tres Supercopas para las vitrinas.
Sonriente y serio a la par que duro negociador, Augusto mostraba su carácter más rudo en la negociación de fichajes. Con él llegaron los Rivaldo, Mauro Silva, Donato, Djalminha, Makaay, Luque, Bebeto y demás familia deportivista. Se formó un grupo envidiable. Atrás quedan preciosas citas en Old Trafford, Highbury, San Siro…. Los blanquiazules esperan del sustituto, probablemente Tino Fernández, que sea la persona ideal para reconducir un proyecto que llegó a generar oro emocional.
Primero Valerón y ahora Lendoiro. Y con ellos una historia llena de alegría y sufrimiento hasta el descenso de categoría. Y por encima de éstos, sin duda, una de las mejores aficiones de España. No importa bajar, Riazor no entiende de categorías ni melodías.