Lecciones de García de Cortázar
Pero la labor del discípulo de Miguel Artola no se limitó a su labor académica ya que fue un hombre apasionado que buscó acercar la historia al gran público, quizá el fruto más visible de su vocación fue su obra Breve Historia de España. Comprometido con la sociedad en la que vivía, y como prueba de ello su implicación en la lucha contra el terrorismo que sufría la tierra donde nació.
En Páginas Digital tuvimos el placer de poder conversar con el bilbaíno en diciembre de 2017 sobre el nacionalismo catalán. Retomamos algunas de las ideas clave que nos contaba el historiador en aquel artículo.
El catalanismo nace como un intento de mejora de la España de finales del siglo XIX a principios del siglo XX y en absoluto era independentista, aseveraba García de Cortázar. Era una ideología regionalista que nada tiene que ver con el independentismo actual que ellos proclaman. Para García de Cortázar el catalanismo siempre se presentó como un gran proyecto español en el que Cataluña tenía que cumplir ese papel de motor social, de motor intelectual y de motor económico. Tenemos multitud de testimonios de Prat de la Riba y de Cambó como padres de ese catalanismo y lo que ellos realmente procuraban era la regeneración de España, afirmaba el catedrático. Por otra parte, veía una relación clara entre nacionalismo y populismo ya que el independentismo basado en esas mitificaciones y en esos atentados contra la historia no hubiese podido llegar a donde ha llegado, a ese golpe de estado desde las instituciones, si no hubiera contado con la fuerza del populismo.
Según García de Cortázar, Cataluña es una zona de España con una gran personalidad, que ha tenido una gran riqueza cultural, con una lengua bellísima pero eso no indica que pueda afirmarse contra otras. Las definiciones de los nacionalistas muchas veces pasan por decir Yo no soy español en vez de decir una afirmación positiva. Ellos se definen frente a los que consideran el enemigo exterior.
Respecto al origen de los populismos, el catedrático de la Universidad de Deusto veía una clara relación con la crisis económica que es, a su vez, una crisis cultural enorme, con la falta de lectura, con la pérdida de niveles de educación y tiene que ver, muchas veces, con la capacidad verbal, con la algarabía del lenguaje… En nombre del pueblo y en nombre de los jóvenes han atacado a los partidos. Se han autoconsiderado como los que tienen que definir la decadencia. En nombre de la utopía, frente al pragmatismo, en nombre de la revolución, frente a la reforma, etc. Es una ideología que está causando graves deterioros y ha causado graves deterioros a lo largo del siglo XX. Ellos tienen la pretensión de hablar en nombre del pueblo como si ellos fueran el pueblo o estuvieran más conectados con el pueblo. Y hay que recordar que hemos visto escenarios de vergüenza, en el siglo XX, que aún escandalizan nuestra conciencia moral.
Acerca del papel de la Iglesia en este contexto afirmaba que la Iglesia pierde el liderazgo, debido a la secularización, los curas se abrazan a la idea mágica de nación, a la idea de pueblo o de patria, mucho más que a la idea de clase social. Al lado de los nacionalismos conservadores siempre ha habido muchos curas. En el momento que pierden su liderazgo se agarran, dada su formación existencialista, a eslóganes. Estos parecen plausibles pero no lo son. Como dejemos que el pueblo se autodetermine, el problema es que ese pueblo no se puede autodeterminar hasta que alguien diga qué es ese pueblo, cuáles son sus fronteras, cuál es el límite… Hay una transferencia de sacralidad. Lo que antes era la religión ahora es la nación porque además también la sociedad europea y la sociedad mundial ha dejado de ser tan religiosa. Los curas han hecho ese trasvase y todos los esencialismos que la religión les había proporcionado ahora los atribuyen a la nación.