Laura Marling, talento musical creciente
Tras la suave introducción en Devil's Spoke, se inicia el trote de cuerdas que continúan en acústicos galopes para recorrer todo el tema, que se balanceará de lento a rápido en microsegundos, favoreciendo impresiones de catárticas danzas en su abundancia coral, de percusión y en la voz a bocajarro de la veinteañera Marling a lo Dylan, quien parece haber encontrado la clave maestra para renovar el pop actual con su exuberante talento musical.
Canciones cortas, cambios continuos de ritmo, en la voz y la guitarra de Marling, abren el baúl de sonidos volátiles y de armonías deseadas mediante acordes, fraseos vocales e instrumentales que enriquecen en segundos cada uno de los temas, materializados, por ejemplo, en punteos de guitarra eléctrica con percusión acelerada o flautas que traen el viento suave de la calma que antecede al silencio.
Así, Made By Maid es una entrañable simbiosis entre coros y guitarras o en Rambling Man, armada a dos voces con la sección de cuerdas en acústicas y el eléctrico banjo que hace crecer la composición hasta la fanfarria con la percusión de fondo.
Blackberry Stone comienza con el silencio del universo, al que continúan punteos y arpegios, con subidas tonales en la voz de la artista inglesa; al fondo, un violín protagonista que puja por indicar la tensión intimista en quien contempla apasionadamente una naturaleza que le habla de anhelos insatisfechos.
La ensoñación campestre en forma de banda sonora aparece de nuevo en Alpha Shallows, con la intuición de cascos de caballos en la persistencia melódica. Con mayor vigor épico, se despliega Goodbye England en el mayor protagonismo de los coros que, junto con las guitarras, visualizan una celebración de amigos que acabará en juerga bañada con alcohol que tanto recuerda a las bullangas de los Felices Brothers.
Vuelve la calma con Hope In The Air, franqueada por los tonos susurrantes y rasposos de la garganta de Marling, que darán paso a What He Wrote, pieza en la que acentuará cada palabra para hacerla prosa.
La canción más desenfadada y juguetona la oímos con Darkness descends, conjunción en trepidante ritmo con la entrada de la percusión, los coros y la guitarra eléctrica después de lentos rasgueos, acentuada con la voz más despreocupada de Marling de cuantos componen este disco.
I speak beacause I can es el segundo álbum de la que fuera cantante de Noah and de Whale, y ha colaborado con los energéticos Mumford and Sons, lo que certifica el extraordinario momento creativo del pop inglés. Ha sido producido por Ethan Johns, hijo de Glynn Johns, que colaborara ya en hacer grandes a los Rolling Stones y a Led Zeppelin con su talento, y que verá, sin duda, sus frutos al alumbrar este maravilloso trabajo de Laura Marling. Dará mucho que hablar.