Las máquinas no saben de significados
Es tiempo de pre-matrículas y de matrículas para el próximo curso. Muchos apostarán por Administración y Dirección de Empresas, por Ingeniería informática o por Comercio y Marketing, ninguno de esos estudios en España tiene formación humanística. Algo muy diferente a lo que sucede en universidades como Oxford, la universidad de élite del Reino Unido que incluye en sus planes de estudio las lenguas clásicas, la filosofía, la literatura, y sus alumnos explican que esas materias que parecen no servir para nada les permiten entender mejor el mundo.
En España tener un título universitario no garantiza encontrar trabajo. En 2018, el 27,7% de los titulados que finalizaron sus estudios en 2014 no tenía empleo. Es un desafío en una situación como la que tenemos en plena Revolución Digital. En los próximos años muchos de los empleos en todas las escalas, que actualmente realizan los seres humanos, serán automatizados. Se estima que el 60% de todas las ocupaciones tienen al menos un 30% de posibilidades de automatizarse. Por eso es necesario reflexionar sobre el futuro del trabajo y de la educación. Es necesario plantearse cuál es el futuro de las universidades. Hay que tener en cuenta que el año pasado compañías como Facebook, Amazon y Google buscaron jóvenes que habían acabado el bachillerato para darles ellas mismas la educación superior.
En este contexto las humanidades, como en Oxford, quizás puedan rescatarnos. Ante el acelerado desarrollo tecnológico, ante la digitalización se hace más necesario todo lo que es propiamente humano: la creatividad, el pensamiento crítico, la inteligencia emocional, la capacidad de inspirar y de trabajar con otros, la capacidad de entender y valorar las cuestiones de sentido. Las humanidades nos dan habilidades para aprender a aprender. Esta habilidad es esencial, para que podamos ser capaces de reinventarnos, y las artes y humanidades son una ayuda imprescindible.
A más digitalización más humanización. La educación, capaz de desarrollar de forma integral a las personas (en lo emocional, en lo cognitivo y en lo social), no se puede concebir sin las humanidades y sin las artes. Son muchos los estudios que muestran el efecto beneficioso del arte en el aprendizaje de las matemáticas y la lengua. La música puede mejorar la capacidad de leer, escribir y aprender lenguas extranjeras. Canaliza nuestra curiosidad natural hacia la creación de lo nuevo y permite compartir significados complejos. A más digitalización, más humanización. Las máquinas no saben de significados.