La yihad, pero en catalán
Este pasado Viernes Santo, 147 estudiantes fueron asesinados por el grupo yihadista Al-Xabab en Kenia. En Cataluña no se ha alzado ninguna voz representativa entre los partidos políticos o agrupaciones antifascistas. Tampoco la prensa se alineó contra esta cristianofobia brutal. Estamos hablando de Cataluña, lugar donde ya advirtió el secretario de Estado de Estado Unidos que se estaba convirtiendo en el foco europeo más relevante de terrorismo.
En Cataluña, una prensa fiel a quien le alimenta (el nacionalismo oficial) ha recogido la detención de 11 personas en diferentes poblaciones catalanas, movilizando a unos 340 agentes. Con 40 detenidos ya en lo que llevamos de año, muchos de ellos españoles y catalanes de pura cepa, Cataluña se sitúa como líder europea en el número de mezquitas por habitante, 110 mezquitas, en el número de centros salafistas, con 55 centros de reclutamiento y adoctrinamiento detectados, y en cabeza de la permisividad frente a la sharía.
Colegios en toda Cataluña tienen que ver cómo la clase de educación física es prohibida por los padres de alumnas que no se pueden relacionar con estudiantes del otro sexo. Las convenciones salafistas se celebran con total impunidad en Cataluña. Recordemos que el salafismo es, resumidamente, un grupo que enseña e impone reglas textuales del Corán, escudándose en la pureza ancestral de los primeros seguidores de Mahoma, y en contra de otros grupos musulmanes más dialogantes.
Resulta paradójico que sea Cataluña la comunidad española donde más arraigo encuentran el salafismo y la yihad. Donde más se ha hablado, hasta el mareo, sobre identidad nacional catalana, resulta que no hay identidad alguna que se contraste con la ideología de la yihad. Una yihad que ofrece a jóvenes del Magreb, pero también a catalanes de origen, un recetario ideológico sencillo y radical, y una vida excitante. Resulta también revelador que esta “seta” ideológica en la Península crezca con el abono de la educación laicista e intervencionista de un régimen cuasi soviético en la imposición de la laicidad obligatoria, liderando el fracaso escolar en Europa. Eso sí, en catalán. Un centenar de calanes están ya combatiendo en Siria bajo las órdenes del Estado Islámico.
Veremos más detenciones en Cataluña, y más mezquitas abiertas cada mes. La penetración en Cataluña es entre tres y cuatro veces mayor que en el resto de comunidades. Desgraciadamente es muy probable que veamos atentados de “perfil bajo” (cuchillo en vez de explosivos). Y seguiremos al entierro de esa identidad que deja de ser identidad para quedar solo en un recuerdo. Nosotros, con el recuerdo de la Cataluña romántica que fue grande. Los salafistas, con hacerse cargo de Al-Andalus. Todo llegará si no hay nada consistente que oponer.