La voz que quieren callar en México

Comprendo que terminar con la libertad religiosa forma parte integral de la agenda del PRD, pues son las religiones -no solamente la católica- las que presentan la más clara e integral oposición a su agenda de ingeniería social, en donde la muerte tiene el lugar protagónico. Lo que no comprendo es el perjudicial protagonismo de estos dos prelados justo ahora que la Conferencia del Episcopado Mexicano ha propuesto con firmeza, caridad y espíritu evangélico un proyecto cultural desde la fe que se abre al diálogo en la razón con los hombres y mujeres de buena voluntad.
Sin embargo, la voz de estos millones de mexicanos se cuela entre las rendijas del escándalo mediático y, como la suave brisa, se hace notar al pasar la tormenta. Tres ejemplos llaman mi atención: la carta pastoral del Episcopado mexicano que ya tuvimos oportunidad de comentar la semana pasada; el "Manifiesto interdenominacional de México" firmado por las iglesias metodista, luterana, maronita, anglicana, greco-melquita y el movimiento Hare Krisha; y el comunicado dirigido a "Los hombres y mujeres de buena voluntad" de los Caballeros de Colón, un importante movimiento de laicos de la Iglesia Católica. El manifiesto y el comunicado, en apretada síntesis, dicen lo siguiente:
Primero. Afirman el compromiso de estas iglesias y credos religiosos con la defensa y promoción de la vida, el matrimonio, la familia, la niñez, los enfermos, ancianos y todos los grupos vulnerables de la ciudad y del campo.
Segundo. Que el desarrollo de nuestra cultura jurídica debe estar centrado en el respeto a la vida y la dignidad de cada persona, empezando por los más débiles de la sociedad.
Tercero. Que en el debate público, de manera especial el referido a la vida, la familia, el matrimonio y la bioética, la voz de las diversas religiones y credos sea escuchada con respeto y actitud incluyente, por ser expresión del sentir y pensar de millones de mexicanos en ejercicio de sus derechos ciudadanos.
Cuarto. Que termine el acoso y denostación contra las religiones por parte de periodistas, comunicadores y políticos, quienes hacen mal uso del término "Estado laico" para mandar callar las voces y conciencias religiosas, lo que niega toda convivencia democrática.
Quinto. Que el término "tolerancia religiosa", que es limitativo, se sustituya por el de "libertad religiosa" en su más generosa interpretación y que la constitución lo reconozca como un derecho fundamental de los mexicanos.