`La visita de Benedicto XVI a Cuba ha alimentado la esperanza de cambio`
Su Excelencia, ¿cómo vivió Cuba la llegada de Benedicto XVI?
Fue una verdadera bendición. Y no solo para los católicos. El Papa habló a la gente con sensibilidad y claramente, y acompañó a nuestra Iglesia en el aniversario de los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla. El pueblo cubano pudo finalmente vivir momentos de intensa comunión con Dios. En Santiago de Cuba todavía se habla de la visita. Y se habla con profunda gratitud.
Antes del viaje apostólico, usted había dicho que la Iglesia puede «facilitar» la solución de las controversias cubanas…
La acción pastoral tiene que ver con todos los ámbitos de la vida de la persona. Y, por ende, también con la política. El Santo Padre trajo un mensaje de reconciliación y de vuelta a las raíces de la fe en Cristo, capaz de promover la comprensión que hace posible cualquier cambio. Lo que pide la Iglesia cubana: un cambio interior. Debemos desligarnos de las posiciones en las que nos hemos enrocado y abrirnos a los demás.
El cambio más tangible de la visita papal es que el Viernes Santo ha sido un día festivo…
Por ahora, se trata de una festividad excepcional. Aunque aquel 25 de diciembre de 1997 festivo, proclamado por Fidel antes de la llegada de Juan Pablo II, después se transformó en una fiesta regular. Esperemos. Las más antiguas tradiciones cubanas están vinculadas con las fiestas religiosas y el Viernes Santo era un tiempo muy importante: la radio transmitía música sacra y nadie iba a trabajar. Además, Cuba se acercaría de esta forma a otros países latinoamericanos que (al contrario de nosotros) han podido mantener viva la festividad.
Ahora que Benedicto XVI se ha ido, prosiguen las celebraciones por los 400 años de la Virgen de la Caridad del Cobre. El Santuario se encuentra en su archidiócesis. ¿Llegan muchos peregrinos?
Muchísimos. La Virgen de la Caridad del Cobre es el corazón espiritual del pueblo cubano. Nosotros los católicos la amamos, porque en estos años difíciles ha sido el ancla que ha mantenido el vínculo entre Dios y la Iglesia. Pero "Cachita" es un símbolo de la cultura y de la identidad nacional para todos. El año pasado, una multitud inmensa rindió homenaje a una copia de la estatua mariana que visitó las 11 diócesis cubanas. La Virgen es la mejor evangelizadora para nuestro pueblo. Solo hay que observar su imagen: con una mano sostiene a Jesús, en la otra, la Cruz, es como un Evangelio en miniatura.