La Venezuela que construye

Hay una Venezuela, que a pesar de todo, construye. Que sin libertad de expresión, sin libertades políticas básicas, en un país sin comida y sin medicinas, sigue propiciando el encuentro, la vida social. Esa es la Venezuela que ha sido protagonista en el Meeting de Rimini. Tres emprendedores sociales han presentado sus obras, no han hablado de política, o mejor, han hablado de la mejor política, la que se hace desde abajo, la que abre espacios de libertad donde solo hay represión.
Sumito Estévez, famoso chef y promotor de la Fundación Fogones y Bandera, ha contado en el Meeting su itinerario personal. Su conversión llegó tras el encuentro con varias personas. Y Estevez ha convertido el encuentro personal en el método para crear una escuela de cocina. Cocinero famoso desde hace muchos años, al cumplir los 50, se ha convertido en emprendedor social, atento a sus alumnos, dispuesto a escuchar cualquier sugerencia.
La obra de Ana Cristina Vargas, arquitecta y profesora de arquitectura, está dedicada a los espacios públicos. Mujer joven de gran talento, premiada en el MIT, decidió volver a Venezuela para crear espacios comunes en un país donde el urbanismo ha crecido de forma desordenada sin dejar lugares para que las personas se encuentren. Vargas no solo diseña esos nuevos espacios sino que ha creado un método para que la generación de esos espacios le dé protagonismo a la gente, le haga encontrarse desde el principio. El método de Vargas consiste en escuchar a los vecinos, hacer encuestas. Forma grupos de voluntarios que recogen opiniones, hacen maquetas, dialogan sobre los rincones que van a rehacer. “Nuestro objetivo es crear un lugar para que la gente se encuentre y que se encuentre haciendo”, señala.
Alejandro Marius está al frente de la asociación Trabajo y Persona, una fundación que lucha contra la exclusión social a través de la formación profesional. Marius se ha convertido en un emprendedor creativo. Sin dinero, consigue los recursos no monetarios de empresas para crear una red de nuevas profesionales de la peluquería o de la manufactura del cacao. “Esta forma de emprendimiento social, de hacer cooperación donde no hay cooperación es un modo revolucionario de hacer política, es más incidente que la política de siempre”, señala Marius. Hay una Venezuela que, a pesar de todo, ya construye.