La última cima
Pablo Domínguez era el decano de la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid cuando murió y tenía 42 años. Había estado impartiendo unos ejercicios espirituales a las monjas cistercienses del convento de Tulebras, a diez kilómetros de Tarazona, y decidió no regresar a Madrid sin ascender al Moncayo, cosa que hizo acompañado de la montañera Sara de Jesús Gómez, cirujana de 37 años y profesora en la Universidad Francisco de Vitoria, que falleció también en ese mismo accidente.
Cuando Cotelo comprobó las reacciones de la gente ante la muerte de Pablo, dedujo que se trataba de un hombre excepcional del que merecía la pena saber más. Así comenzó una tarea de indagación y de recogida de testimonios que han culminado en un interesante documental que no deja indiferente.
En realidad, aunque la película trata exclusivamente de Pablo Domínguez, lo cierto es que da una imagen general del sacerdocio católico en el siglo XXI, una imagen que refuerza los esfuerzos de la Iglesia en este año sacerdotal que ahora termina. Un año, recordemos, marcado por los escándalos de pederastia y la carnicería mediática desproporcionada con la que muchos periodistas han aprovechado para atacar a la Iglesia. En este doble contexto, la película de Cotelo se perfila como oportuna, clarificadora, y contribuye a restaurar no sólo la verdad de lo que es un cura católico, sino el sentido común a la hora de mirar con serenidad a la Iglesia católica.
El documental tiene un aire moderno, provocador, bebe de los lenguajes audiovisuales contemporáneos, y recurre a testimonios variados, no sólo sobre Pablo Domínguez, sino también sobre el sacerdocio en general. De Pablo hablan sus alumnos, familiares, compañeros, amigos, e incluso algunos prelados, como el cardenal Cañizares, el arzobispo de Oviedo o el entonces obispo de Tarazona. En el resultado no hay lamentos, ni quejas ante una muerte demasiado madrugadora. La película transmite esperanza cristiana, alegría profunda y testimonia que Pablo Domínguez sigue vivo aunque las cámaras no puedan registrarle.
La última cima cuenta con recursos fotográficos, vídeos de Pablo Domínguez -aunque se echa de menos una mayor abundancia-, y algunas recreaciones -el punto más flojo del conjunto-, amén de los citados testimonios. El conjunto resulta muy ágil, fresco, impactante, incluso con puntos de humor que protagoniza el propio director, el cual interviene en algún momento con esa ironía provocativa que le caracteriza.
Este film supone la puesta de largo de la productora valenciana Infinito más uno, de reciente creación, y que pretende sacar al mercado productos de calidad y clara identidad cristiana. El título del film se refiere a la última cumbre española de más de dos mil metros que a Pablo le quedaba por conquistar, pero también se puede entender como la aspiración a la santidad, la cima más alta. Por otra parte, sus últimas palabras conocidas fueron "he llegado a la cima". En fin, una película que no hay que perderse en los tiempos que corren, ya que apuntala nuestra alegría de ser cristianos y de pertenecer a una iglesia de pecadores y de santos. La última cima es el testimonio de un hombre nuevo, transformado por su encuentro con Cristo. Y hoy los testigos son más necesarios que nunca.