La tercera vía: vida, libertad, justicia y la esperanza

Mundo · Jorge Traslosheros (Ciudad de México)
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18 diciembre 2009
El año que termina ha sido intenso en el debate por la vida en México, un asunto de especial relevancia pues nos confronta con la visión que nuestra cultura tiene de la justicia y del ser humano, fundamentos de nuestra convivencia social. El debate es extenso e implica el tratamiento que damos a las mujeres, a los concebidos, a los migrantes, a los niños de la calle, que involucra problemas como la eugenesia, la eutanasia y todo cuanto afecta nuestro aprecio por la persona. El aborto, lejos de agotar el debate, es tan sólo su trinchera más visible por ahora. Vale la pena hacer un balance.

El problema del aborto se genera en el momento en que una mujer, al saberse embarazada, por la razón que sea y que no debemos juzgar, decide que no quiere ser madre. En este momento dos personas parecen entrar en conflicto, lo que se expresa como un dilema de valores y derechos: la libertad y la vida. Cualquier otra razón que se esgrima en pro o en contra se subordina al mismo problema, puesto que si la mujer decide ser madre el dilema deja de existir y el debate se vacía de contenido. Las condiciones sociales o personales hacen más dramático el problema, pero no lo crean.

Frente al dilema se han planteado tres posturas. La primera afirma que en el vientre materno no existe un ser humano, por lo que es legítimo matarlo en beneficio de la libertad de la mujer. La segunda reconoce que en el vientre de la mujer existe un ser humano, pero considera que su derecho a la vida es el único que importa, por lo que niega cualquier opción de libertad a la mujer. Ambas son injustas y generan violencia, pues niegan el derecho de alguna de las partes.

La tercera vía reconoce la existencia de un ser humano en pleno desarrollo en el seno materno y el derecho que asiste a la mujer para decidir sobre su maternidad. Busca salvar la vida del concebido y la libertad de la mujer. Es una solución en justicia que nos responsabiliza para apoyar iniciativas de la sociedad civil, así como políticas públicas, en beneficio de la mujer y del concebido. Esto implica educación, prevención, atención a la mujer embarazada y, muy importante, la adopción.   

A lo largo del año, 17 estados de la república de México modificaron sus constituciones y códigos penales para: garantizar el derecho a la vida desde la fecundación hasta la muerte natural, reducir o eliminar las penas a la mujer que se ha visto orillada al aborto y, muy importante, penalizar a quienes lucran con la desgracia de la mujer en un comercio perverso. En México se ha abierto paso la tercera vía, optándose por la justicia en defensa de la vida y la libertad. Una buena noticia para afirmar nuestra esperanza en el año que viene.  

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