¿La soledad de Zapatero?
La oposición y parte de los medios han puesto el acento en la presunta soledad de Zapatero y hay quien, incluso, se ha tirado a la piscina considerando conveniente un adelanto electoral. ¿Pero vive realmente el presidente la situación como un momento tan delicado?
Da la sensación de que nadie en su sano juicio podría vivir esta época desde la distancia, pero en este caso ni el patrón del barco es un político al uso, ni sus alrededores son tampoco demasiado comunes. Por un lado, José Luis Rodríguez Zapatero ha demostrado que vive al margen de la realidad, más que ningún otro presidente anterior. Convencido de poder construir política e historia ex novo, ha constatado manejarse con fluidez y descaro ante las adversidades crecientes.
Por otra parte, la situación parlamentaria del PSOE acaba siempre resultando más desahogada de lo que cabría esperar. Son pocos los que creen que a la hora de aprobar las cuentas del Estado los socialistas no van a poder contar con los apoyos necesarios para sacarlas adelante. La aritmética parlamentaria es uno de los terrenos en los que Zapatero se sabe manejar con gran pericia. Sea cual fuere el escollo que tuviera que superar, contará con catalanes, gallegos, canarios o comunistas. Con todos o con cualquier resultado combinatorio surgido de entre todas las posibilidades. Los 183 diputados que la semana pasada votaron sí a la propuesta del PSOE es uno de los ejemplos que se pueden señalar.
Finalmente, y a pesar del considerable descontento reinante en las filas socialistas, sería despreciar la Historia plantearse que desde el PSOE pudieran salir voces relevantes que llevaran a crear un cataclismo en el partido. Impensable hasta en el supuesto de que Zapatero acabe negando cada aspecto de la realidad. No hay precedente alguno desde que Pablo Iglesias fundara el partido ni seguramente se darán en un futuro.
Son dos años y medio los que restarían en condiciones normales para las próximas generales y da la sensación de que este Gobierno podría conseguir los apoyos para no adelantarlas. Será una carrera de fondo para Zapatero pero sobre todo para la oposición, un Partido Popular al que las encuestas no dejan muy bien parado si tenemos en cuenta el desgaste socialista. Por eso, ahora más que nunca, es imprescindible que Mariano Rajoy acierte de pleno con la estrategia a seguir en los próximos dos años. Son demasiadas ventajas las que maneja su rival como para dejar algún cabo suelto.