La semana en la que todo ha hecho agua

Puede que la tenga porque a la canciller le falta capacidad de liderazgo. Reivindica que los bancos participen de forma obligatoria en el rescate de Grecia. A lo mejor lleva razón. A lo mejor la salida óptima para salvar al euro es dejar caer al país heleno. Lo que no es bueno es esta indeterminación, esta sucesión de reuniones del eurogrupo en las que no se llega ni a la fórmula del rescate ni a la de la quiebra. Pero que Zapatero, que mantiene el país con una tasa de paro superior al 20 por ciento, se permita dar lecciones parece de chiste. La Italia del criticado Berlusconi por lo menos anuncia copago sanitario y privatizaciones. Nuestro Gobierno no anuncia nada.
Y el miércoles, con el fiel Camacho estrenando su cartera de Interior, el juez Ruz procesa al que era director general de la Policía, al jefe en el País Vasco y al inspector Ballesteros por el chivatazo a ETA en el caso Faisán. La responsabilidad política del propio Camacho y de Rubalcaba es evidente. ETA el martes hacía público un comunicado en el que no anunciaba el abandono de las armas, reivindicaba el mérito de haber metido a Bildu en las instituciones.
En tres días las dos herencias más nefastas de los Gobiernos socialistas se transparentan. España entre los países periféricos, en la zona de intervención. La mal llamada paz que ha llevado a los etarras a las instituciones exigió utilizar a la policía para colaborar con los asesinos. Hace falta una pedagogía clara y rotunda para hacer frente al contenido de esas dos herencias.