La saga de los confines
Estamos en presencia de una escritora argentina que no sólo se destaca por su extraordinario talento para narrar sino también por un lenguaje poético singular. Los tres volúmenes de La saga de los Confines (Los días del venado; Los días de la sombra; Los días del fuego) son una misma experiencia de lectura, que sorprende por su calidad narrativa y por la hondura de los relatos que la entretejen.
Un ejemplo es la bella y dolorosa historia de Nanahualtli, quien recorre el continente en busca de su amado. Ya en tierra husihuilke es salvada por el Brujo halcón, quien será su aliado en la búsqueda y espera:
-No te conozco, ave -dijo Nanahualtli-. No sé qué buenos vientos te trajeron para mi salvación. Sólo puedo decirte que te amaré mi vida entera. Y mientras tenga voz hablaré de un pájaro prodigioso. Pájaro de los pájaros, y de todo el cielo.
El brujo miraba el rostro de la mujer. Alguna vez había sido un hombre, de modo que pudo reconocer su belleza ajada por los sufrimientos del viaje.
-Mi nombre es Nanahuatli -era seguro que el ave la escuchaba y la entendía. -Vengo desde el país de los Señores del Sol… He seguido el paso de los sideresios para llegar a los confines. Es allí donde vive el amor. Se llama Thungür y yo voy a encontrarlo. (II, 234).
Otra de las numerosas historias que atraviesan La saga de los Confines es la relación entre la vieja Sombra, personificación de la muerte, y de una joven inocente. Este encuentro hará que la anciana mujer se conmueva por ser amada y se replantee su tarea.
-La pena te puede empezar en distintos lugares -explicaba Wilkilén-. A muchos les empieza por el pecho, como una espina. A otros les empieza en el estómago como falta de apetito. A mí me empieza en las orejas, porque siempre la pena me llega por los retos de Kuy-Kuyen.
Mientras la inocente seguía hablando, la Sombra pensaba en lo que antes había sido. Antes de su hijo, las criaturas del mundo la respetaban. Todos sabían que su trabajo era doloroso pero necesario. Un poco parecido al invierno. Pero desde la guerra de Misáianes, su tarea había perdido honra, justicia y medida (II, 335).
La saga de los Confines narra la conquista de las Tierras Fértiles, un territorio en que se reconoce América, con pueblos como los husihuilkes, los zitzahay, los Señores del Sol, resonancias de los mapuches, aztecas y mayas. La historia abre con presagios de la invasión que llegará desde las Tierras Antiguas de la mano de los sideresios.
Es una historia de pueblos en lucha, por lo cual La saga de los confines incluye todos los elementos clásicos de la épica: la lucha entre el bien y el mal, héroes como el guerrero husihuilke Dulkancellin y su hijo Thüngur, viajes y sacrificios, muerte y traición, valentía y cobardía, amor y redención.
Cuando comienza la saga, resuena la conquista de América. Sin embargo, la misma lucha también se extiende en las tierras antiguas, cuyos pueblos sojuzgados por Misáianes viven esclavizados. Allí, Los magos de la Cofradía del Recinto también han entablado su batalla contra Misáianes. Esto convierte a La Saga de los Confines en una alegoría contra cualquier tipo de avasallamiento según palabras de la misma autora: "En todo caso, la asociación con el descubrimiento de América es alegórica, y no directa. Aunque intencional, claro. Si vos hacés una lectura absolutamente unívoca (que no debería hacerse) y te preguntás quiénes son los malos, podés hacer la asociación con ‘los españoles". Lo que pasa es que hablando de literatura fantástica no se puede hacer ese tipo de lectura. Mi libro es una alegoría contra cualquier tipo de avasallamiento" (entrevista publicada en axxon.com.ar -2005).
La saga de los Confines se publica originalmente como literatura infanto-juvenil (recibió el Primer Premio de Narrativa 2001 del IBBY -International Board of Books for Young People); sin embargo, trasciende esa categoría. Encontramos en la saga no sólo la alegoría de una guerra entre el bien y el mal sino la narración del drama de la lucha por la vida, es decir, por lo más genuino y valioso del ser hombres: la posibilidad de crecer, de amar, de ser libres.