´La renuncia de Maduro puede propiciar un acuerdo´
Bernardo Moncada, arquitecto y profesor titular de la Universidad de Los Andes, presidente del Consejo de Laicos de la Arquidiócesis de Mérida, repasa con www.paginasdigital.es el momento que atraviesa Venezuela.
Maduro mantiene desde hace días el estado de excepción y la oposición, con mayoría en la Asamblea, reclama el referéndum revocatorio. ¿Hacia dónde puede evolucionar la situación?
Mejor que estado de excepción (el cual en realidad se prolonga desde el insólito cierre de fronteras con Colombia, sin verdaderos efectos), Maduro debería haberlo llamado ´estado de tensión´. El régimen se percibe en desmesurada minoría sin haber consolidado un aparato totalitario como esperaba, por lo cual intenta usar todos los resortes de las copadas instituciones para mantenerse. Su táctica es la inestabilidad y el desconcierto. No podrá evitar el referendo, aunque logre retrasarlo, ni sus efectos políticos y psicológicos. Otro escenario es una renuncia que, al igual que el referéndum revocatorio retrasado (para que no asuma el cargo de presidente de la opositora Asamblea Nacional sino el de vicepresidente), daría lugar a un acuerdo político quizá inestable, pero urgente.
Tenemos noticia de la carestía y de las colas. Pero, ¿cómo es el día a día en Venezuela?
Opino mucho en las redes y he escrito algún que otro artículo sobre ello. Es un país en guerra, con economía de guerra y un orden de supervivencia básica que a veces se altera con actos violentos. Los niños van a sus escuelas, la gente a su trabajo, y existe un muy lucrativo y codicioso mercado negro (el llamado ´bachaqueo´) que permite, a costa de la mengua de nuestros escasos ahorros, mantener con cierta dignidad nuestras familias. No puede omitirse la obsesiva precaución y alerta frente a la delincuencia. Ayer, por ejemplo, atracaron a mano armada a los feligreses que esperaban entrar a la Eucaristía en la parroquia de nuestra universidad. Yo mismo he vivido esa situación.
¿La represión ha dejado algún espacio de libertad?
Ciertamente. Rasgo fundamental del proyecto totalitario es mantener y ostentar espacios donde pueda ejercerse una cierta libertad. Siempre, claro está, bajo amenaza. Son espacios controlados y vigilados, pero desde ellos la libertad ha podido crecer como opción política, y podemos alentar el valor y la esperanza de nuestros compatriotas, lo que, a mi juicio, es indispensable de cara al futuro.
Algunos militares se han desmarcado de Maduro. ¿Puede haber una fisura?
Hay fisuras. Los medios y las redes se enfocan sobre los muchos corruptos, militares con injustificables fortunas, pero hay naturalmente un número de oficiales excluidos de prebendas o descontentos con la descarada injerencia extranjera.
¿Puede desempeñar algún papel la OEA?
La crisis político-ideológica latinoamericana (Foro de Sao Paulo) aprovechada por Hugo Chávez, y alimentada con las ganancias petroleras sustraídas al pueblo venezolano, resta toda capacidad de incidencia directa a la OEA en su actual conformación. Sin embargo, bastante impacto tienen los pronunciamientos de su actual presidente y podrá ser de ayuda en un periodo de reconstrucción.
¿Qué esperanza hay en este momento para Venezuela?
La erosión de la absurda tolerancia (cuando no abyecta complicidad) del mundo, y mantener el enclave que ha sido la Asamblea Nacional y una importante red de alcaldías libres ya son esperanzadoras. El suelo sigue ofreciendo su riqueza y se avizora el deseo de un retorno de inversiones. La esperanza, sin embargo, está en la pervivencia de valores esenciales conscientemente atacados con políticas que desaniman el trabajo, promueven la desunión desde la familia a todos los niveles, e intentan descalificar o debilitar instituciones que, como la Iglesia, la universidad y los gremios, siguen siendo la gran reserva moral de Venezuela.