La política italiana, ante horas decisivas
Hay que destacar que Renzi ha logrado algo que hace unos meses era sencillamente impensable: que Giorgio Napolitano, Presidente de la República italiana y personalidad de mayor prestigio entre los italianos, le haya dado públicamente su apoyo. Napolitano, que ha sido un activo militante de la política italiana desde incluso antes de la fundación de la República (combatió en la resistencia antifascista en la Segunda Guerra Mundial), ha visto fracasar, desde su puesto de Jefe de Estado, a cuatro primeros ministros diferentes: Romano Prodi (2006-08), Silvio Berlusconi (2008-11), Mario Monti (2011-13) y Enrico Letta (2013-14). Ninguno de ellos ha sido capaz de sacar a Italia del estancamiento económico en el que se encuentra inmerso el país desde que comenzara el siglo, y el veterano político excomunista no quiere que Renzi suponga un fracaso más.
La eliminación del ´bicameralismo perfecto´ resulta algo fundamental para que las reformas se agilicen de manera muy sustancial, y Renzi lo sabe. Acuciado por las instituciones europeas, que no le tomarán realmente en serio hasta que no concluya alguno de sus proyectos ´estrella´, y con un país con un crecimiento económico casi inexistente que amenaza con aumentar la tasa de desempleo (que, en el caso de la juvenil es ya de por sí muy alta), el actual Senado no constituye más que un auténtico obstáculo para una auténtica dinamización de la acción política. Pero el problema es que hay 320 políticos muy privilegiados que responden al nombre de senadores y que hace menos de año y medio que tomaron posesión de su cargo: ¿qué les puede dar Renzi a cambio de que se hagan el ´hara-kiri´ político? Difícil de saber. Y todo eso teniendo en cuenta que a Renzi no le basta con una simple mayoría parlamentaria, sino que la necesita cualificada (dos tercios, es decir, 214 votos sobre un total de 320).
De momento, algunos han dejado claro que piensan dar la batalla hasta el último momento, y por eso se han presentado nada más y nada menos que siete mil enmiendas al texto de la reforma constitucional, la mayor parte a cargo del partido Sinistra, Ecología e Libertà (SEL). El Gobierno cuenta de momento con los 109 del Partido Democrático (PD), con los 59 de Forza Italia, con los 32 del Nuovo Centrodestra, con los 15 de la Lega Nord y con los 7 de la Scelta Civica. Es decir, con 222, lo que supone la mayoría cualificada. Pero algunos senadores de las formaciones anteriormente mencionadas, incluidos los del partido de Renzi, ya han dicho que van a votar en contra, con lo que el Primer Ministro cuenta en este momento con poco más de 200 votos. Pero Renzi ha fijado ya la fecha para la aprobación definitiva: el 10 de agosto, o, si no, directos al ´referendum´. Porque, si se aprueba esta reforma constitucional, ello supondrá la aprobación automática de la nueva ley electoral, que ya pasó el trámite del Senado.
Renzi lo ha dejado muy claro desde el primer momento: se trata de una hora decisiva para Italia. Y él está dispuesto a dejar su vida en el intento. El tema es si la clase política está dispuesta a seguirle… Y es que el político italiano se juega el ser un Primer Ministro más, o bien el hombre que transformó la política en Italia. El tiempo lo dirá.