La mejor manera de destruir una utopía es establecerla

Es verdad que la riqueza está desigualmente repartida y en algunos casos los salarios de ciertos empresarios son escandalosamente altos, aunque esto es matizable y que la corrupción política existe. Cierta prensa ha mostrado una imagen idílica de personas que luchan por la justicia. A Sánchez Gordillo se le ha llegado a llamar Robin Hood o Curro Jiménez. Sin embargo, este tipo de iniciativas protagonizadas por los sindicalistas suelen acabar degenerando en violencia.
Decía G. K. Chesterton que nueve de cada diez de las denominadas nuevas ideas son sencillamente viejos errores. La estampa de sindicalistas manifestándose con la bandera de la hoz y el martillo no es nueva, y trae a la mente recuerdos del siglo pasado donde se cometieron auténticas barbaridades. ¿Dónde está el fallo si se buscaba algo bueno? Me parece que una primera aproximación para poder entender este hecho lo explica Pío Moa cuando habla de su época en el GRAPO. Él describe como para ellos los "malos" siempre eran los otros. Así que podían cometer cualquier atrocidad que estaría justificada. Sin embargo, en la mentalidad cristiana, afirma Moa, el mal no empieza en el otro sino en uno mismo. Y esto cambia mucho las cosas porque entonces ya no está justificada cualquier acción que uno pueda cometer. Como también afirma Chesterton "la mejor manera de destruir una utopía es establecerla".