La legislatura depende del desgaste social

El clima es de tal desgate que Durán, hombre con gran olfato político, después de haber recibido la felicitación de banqueros y demás gente responsable por haberse abstenido el jueves y habernos "salvado de la debacle", se vio obligado a decir en la fiesta de CiU que "Zapatero es un cadáver político y debe donar sus órganos". Le quema la sola idea de que la opinión pública le identifique con el presidente del Gobierno. Presidente que vuelve a tener una semana muy dura por delante.
Cándido Méndez acabó el viernes llamando "sicario" a José Luis Feito, responsable de la CEOE. Está anunciado: no va a haber acuerdo entre empresarios y sindicatos. La reforma laboral va a tener que ser otro decreto solitario. Tiene que estar listo antes del 15 de junio, que es cuando se celebra el próximo ECOFIN, que es cuando tenemos que rendir cuentas a los responsables del protectorado de España. La reforma no puede ser tímida, los sindicatos tienen que hacer huelga general, la sociedad rechaza a Zapatero pero también rechaza a las centrales y puede que esta vez se queden solas. Dependerá de cómo se quiera canalizar el enfado.
Y después de la reforma laboral, y al mismo tiempo, las fusiones de las cajas (con sus despidos) y más recortes. Zapatero quiere aguantar, convencer al PNV para sacar adelante los presupuestos, ganar tiempo, negociar con ETA… lo que sea antes que elecciones anticipadas. Todo va a depender del rechazo social, del desgaste en la calle. De momento parece insuperable. Será la calle la que le dé la puntilla o la que prolongue la vida de la legislatura.