La identidad sexual frente a la ideología de género

España · Nicolás Jouve
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20 diciembre 2017
El ambiente cultural y social en lo que atañe a las costumbres está sufriendo un gran cambio en las últimas décadas. Instituciones internacionales de la importancia de las Naciones Unidas, UNESCO, UNICEF la Organización Mundial de la Salud, etc. se han propuesto conducir a la humanidad hacia una “nueva ética”, lo que se ha dado en llamar un Nuevo Orden Mundial, bajo el señuelo de la libertad, la igualdad, la tolerancia y los nuevos derechos. Una pieza importante de este movimiento es la “ideología de género”.

El ambiente cultural y social en lo que atañe a las costumbres está sufriendo un gran cambio en las últimas décadas. Instituciones internacionales de la importancia de las Naciones Unidas, UNESCO, UNICEF la Organización Mundial de la Salud, etc. se han propuesto conducir a la humanidad hacia una “nueva ética”, lo que se ha dado en llamar un Nuevo Orden Mundial, bajo el señuelo de la libertad, la igualdad, la tolerancia y los nuevos derechos. Una pieza importante de este movimiento es la “ideología de género”.

Se trata de ejercer una labor de “ingeniería social” para promover una nueva forma de vivir, llevándose por delante los principios éticos tradicionales, relativizando la conciencia del bien y del mal, renunciando al valor y dignidad de la vida en todas sus etapas, alterando el sentido de la familia y del matrimonio, limitando la patria potestad y el derecho de los padres a decidir el tipo de educación que quieren para sus hijos… Todo un programa ideológico que se infiltra negando la existencia de verdades objetivas  e incluso promoviendo la expulsión de Dios de la conciencia humana y del horizonte de la vida, como muy bien señalaba el Cardenal Carlo Caffarra (1938.2017) en su conferencia “Reconstruir lo Humano”, leída en Milán el 10 de septiembre de 2017, en la Jornada de “La Nuova Bussola Quotidiana”, y que no pudo presentar personalmente por su repentino fallecimiento.

La llamada “ideología de género” que impregna el movimiento revolucionario sexual, viene a suceder el fracaso de la revolución marxista. Para quien desee conocer los hechos puntuales y los datos más importantes que han contribuido a su gestación e implantación nada mejor que leer el ensayo de la socióloga ex-feminista alemana Gabriele Kuby, La revolución Sexual Global. La destrucción de la libertad en nombre de la libertad. [1].

Aquí simplemente me gustaría señalar la falsedad de una serie de premisas sobre las que se edifica la “ideología de género”, que como buena ideología renuncia al conocimiento y el auténtico sentido de los hechos. Así, entre sus afirmaciones en el plano propositivo se señala:  que la naturaleza no determina la identidad sexual de una persona; que el sexo es una cuestión cultural, y que lo que importa es el “género”, la opción de vivir como uno desee; que “todo es igualmente válido”, la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad e incluso la que lo niega todo, la ideología “queer”; que “la mujer no nace, sino que se hace; que el hecho de que la mujer se dedique a su hogar y al cuidado de sus hijos, la hace “desigual”; etc. Desde un plano más beligerante, se intenta deconstruir la cultura actual basada en el humanismo cristiano, como se deduce de las afirmaciones de las feministas más radicales, como la filósofa post-estructuralista norteamericana Judith Butler o la política aspirante a presidente de los EE.UU. Hilary Clinton, que en la campaña electoral de poco más de hace un año decía cosas como estas: «Los códigos están profundamente enraizados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben utilizar sus recursos coercitivos para redefinir sus dogmas religiosos», «Una mujer debería tener derecho a abortar incluso horas antes del nacimiento», «Los bebés en el vientre no tienen derechos constitucionales»…

Aparte de otros elementos de análisis sobre los falsos supuestos de la ideología de género, como biólogo y genetista creo necesario dejar claro que nadie nace con un género, sino que todo el mundo nace con un sexo, y que los “hechos”, -no la ideología – determinan la realidad.

De acuerdo con el psiquiatra americano más importante de mitad del siglo pasado, Paul R. McHug, y el médico psiquiatra y epidemiólogo, Lawrence S. Mayer, que publicaron en Noviembre de 2016 un extenso informe [2], el error de la ideología de género es utilizar los raros casos de las malformaciones congénitas o la “disforia de género”, que cuando menos es un signo de un pensamiento confuso, como la carga de la prueba para convertir el sexo en una opción.  En el informe se recopila toda la evidencia científica existente y publicada desde las perspectivas biológica, psicológica y sociológica y se demuestra que las afirmaciones más frecuentemente utilizadas sobre sexualidad y género carecen por completo de sentido. Los estudios científicos no corroboran la hipótesis de que la identidad de género sea una propiedad innata y fija del ser humano e independiente del sexo biológico, es decir, que una persona sea “un hombre atrapado en un cuerpo de mujer” o “una mujer atrapada en un cuerpo de hombre”, como si hubiera un error en su cuerpo y sus órganos genitales -la idea de que los individuos “nacen así”-. Si bien hay pruebas de que los factores biológicos, como los genes y las hormonas, están asociados a la conducta y a la atracción sexual, no existe evidencia científica de que la orientación sexual en los seres humanos esté determinada genéticamente.

El informe hace énfasis en la inexistencia de genes determinantes de la homosexualidad o la transexualidad. A pesar de la infinidad de estudios realizados con “gemelos idénticos”, o los intentos de búsqueda de “marcadores moleculares”, regiones del ADN alteradas o diferentes… tras casi quince años desde la finalización del proyecto genoma humano sigue sin aparecer el gen “gay”… Lo que sí ha habido es intentos fallidos y/o falsedad en los resultados de quienes pretendían la existencia de un determinismo genético de la orientación sexual.

Lo que es una moda pasajera, que pasará por su propia falta de fundamento, es el anteponer el “género” al sexo, un deseo personal inducido por razones ajenas a la biología, a lo que la naturaleza inexorablemente dicta. El sexo en el hombre está determinado genéticamente ya desde la fecundación merced a la existencia de un par de cromosomas de los 23 de que está dotado nuestro genoma, XX en la mujer y XY en el varón. La formación de los órganos genitales diferenciales, masculinos o femeninos no es el producto de ningún deseo sino de un programa genético cuya función última es la de contribuir a la reproducción. Una reproducción que requiere de forma complementaria la existencia de dos sexos. Solo la existencia de dos sexos asegura la diversidad necesaria para la continuidad de la vida humana, como ocurre en todas las especies superiores con reproducción sexual.

También la Asociación de Psiquiatras Americanos alerta sobre los riesgos de los tratamientos hormonales y quirúrgicos de cambio de sexo, y advierte que no hay que precipitar estas decisiones, ya que el 98% de los casos de confusión de género en niños y el 88% en niñas es transitorio, y finalmente terminan aceptando su sexo biológico tras pasar de forma natural su pubertad [3]. La “cirugía transgénero” para el “cambio” (?) de sexo supone una mutilación permanente e irreversible en la persona que la sufre y conduce a la destrucción de su capacidad reproductora. Pero la realidad es que solo cambia el fenotipo, el aspecto físico, pero la persona sigue teniendo la “identidad sexual” de varón (XY) o mujer (XX) que sus cromosomas y sus genes señalan.

[1] Gabriele Kuby. La revolución global sexual. La destrucción de la libertad en nombre de la libertad. Editorial Didaskalos, Madrid, 2017.

[2]  Mayer, L.S. y McHugh, P.R. (2016). “Sexualidad y género. Conclusiones de la Biología, la Psicología y las Ciencias Sociales”. The New Atlantis, 50 (Otoño 2016)

[3] American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Arlington, VA, American Psychiatric Association, 2013.

Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética y Presidente de CíViCa (Asociación miembro de la Federación Europea One of Us)

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