La huelga no merece apoyo
Desde este medio digital hemos sostenido que la reforma laboral va en el buen camino. Los argumentos de los que la critican exigen atención y debate. Pero intentar parar una España que va camino de los 6 millones de parados para protestar por la reforma del Gobierno implica un claro desajuste entre fines y medios. Y, además, es evidente que la huelga no está convocada por razones laborales.
La del jueves fue siempre una huelga concebida en términos políticos, como instrumento de movilización de cara a las elecciones andaluzas, como herramienta de la oposición. España necesita más que nunca volver a recuperar el sentido del trabajo que implica confianza mutua entre los trabajadores y los empresarios, entre clientes y proveedores. Una cierta colonización ideológica ha provocado que esas relaciones, con demasiada frecuencia, se hayan conflictivizado de un modo artificial. Las encuestas de opinión reflejan, de hecho, un rechazo mayoritario a la protesta.
El jueves será un buen día para acudir al trabajo y para dialogar y pensar juntos, fuera de los esquemas ideológicos, cómo hacer frente al gran reto de levantar nuestro país.