La herencia de Chávez

Lo terrible es que el cuento de los gallegos refleja exactamente el problema de la deuda pública venezolana, quizás lo más grave que encontrará el nuevo gobierno. Al cierre del tercer trimestre, la deuda reportada por el Banco Central de Venezuela (BCV) para el sector público consolidado, alcanzó a 94.669 millones de dólares. El otro aspecto es el monetario, o sea, los préstamos del BCV a Pdvsa, que llegan a unos 2.300 millones de dólares. El préstamo del Banco de Desarrollo de China monta a 32.000 millones de dólares. El Japón financia la modernización del parque refinador local. La deuda con los contratistas y con los trabajadores es de difícil estimación, como igualmente la que se va a originar con las sentencias pendientes en el Tribunal de Arbitraje de Nueva York, al que acudieron las trasnacionales nacionalizadas.
Para "pagar" la inmensa deuda que tiene con los docentes de las universidades nacionales, se inventó la emisión de unos bonos llamados Petro Orinoco, que de acuerdo a lo expresado por el presidente en una de sus abusivas cadenas de radio y televisión, podrían ser cobrados de inmediato en el nacionalizado Banco de Venezuela, pero que de acuerdo a los términos de la emisión, parece que sólo pueden ser vendidos un año después de su adquisición. Como de costumbre, reina la incertidumbre sobre la realidad de dichos bonos y la forma de liquidarlos. Lo que se comenta es que de ser cierta la versión presidencial, los títulos valores seguramente podrán ser vendidos al 50% de su valor.
Tras años de un endeudamiento sin frenos, Pdvsa deberá destinar parte de sus ingresos por exportación de crudos al pago de sus deudas en divisas, por lo que el nuevo gobierno debe hacer efectiva la propuesta formulada en la campaña de abrir la industria a la inversión interna y externa. Fuentes confiables afirman que los inversionistas han manifestado tener financiamiento y elaborado los proyectos para incrementar la producción a cinco millones de barriles diarios.
No se puede olvidar que el actual régimen ha negociado los bloques de la Faja Petrolífera del Orinoco, que tienen las mayores reservas de crudo pesado en el mundo, a empresas chinas, rusas, bielorrusas, iraníes, así como a compañías bolivianas, argentinas, uruguayas y de otros países de la región, la gran mayoría sin experiencia ni capital.
El desafío que tiene Venezuela es lograr la utilización de nuevas técnicas que permitan explotar y utilizar el petróleo extra pesado que se encuentra enterrado a grandes profundidades.