La guerra de cuatro días en la tierra cristiana armenia
La noche del 1 al 2 de abril el ejército de Azerbaiyán, violando el régimen de alto el fuego conseguido en 1994, atacó por toda la línea de contacto las fronteras de Nagorno Karabaj (Artsaj) utilizando artillería pesada, tanques y aviones. Como consecuencia de la agresión de Azerbaiyán se desató una guerra de alta intensidad por toda la línea de contacto.
Desde el primer día Turquía anunció que iba a apoyar a Azerbaiyán en esta guerra para ayudar a su “hermano menor” a recuperar el dominio en las tierras de Nagorno Karabaj con el nombre antiguo Artsaj, un enclave en el sur del Cáucaso poblado de armenios desde los tiempos remotos – desde 189 a.C. hasta 387 d.C. formó parte del Gran Reino Armenio, posteriormente fue sometido bajo el control de distintos imperios e invasiones de la Persia Sasánida, árabes, llegó a formar parte del imperio ruso, hasta que en la época soviética, el 5 de julio de 1921, Iósif Stalin decidió que se anexara a la recién proclamada República Socialista Soviética de Azerbaiyán musulmana como una región autónoma con la mayoría de la población armenia cristiana. Y así convivieron los dos pueblos en Nagorno Karabaj como los demás pueblos soviéticos, en una determinada paz y sin problemas graves hasta que a finales de los 80, con la aproximación del fin de la existencia de la URSS, en Armenia y Azerbaiyán surgieron movimientos independentistas.
El gravísimo error cometido por Stalin a principios de los años 20 hizo que la población de Nagorno Karabaj anunciara su voluntad de volver a formar parte de Armenia, ya que la mayoría de la población era armenia. Azerbaiyán no quiso conformarse con eso y empezó a despertar en su población sentimientos de racismo y armenofobia. La situación se agravó y el 27 de febrero de 1988 grandes bandas de azeríes atacaron a la población armenia en la ciudad azerbaiyana de Sumgait. Los armenios fueron masacrados en las calles, en sus casas, igual que lo fueron en el Imperio Otomano en 1915-1918, sin tener piedad de niños, mujeres y ancianos. El 12 de enero de 1990 tuvo lugar el pogromo de Baku, una persecución violenta de los habitantes armenios de dicha ciudad. A partir de ese momento ya fue claro que estos dos pueblos no iban a poder convivir. En 1991, el 10 de diciembre, en Nagorno Karabaj tuvo lugar un referéndum que volvió a confirmar (99,89% de los votantes) la voluntad de la población de formar parte de la República Armenia, con la que tenía lazos originales de lengua, religión, historia y cultura. Azerbaiyán se negó aceptar los resultados del referéndum y desató una guerra que duró seis años, produciendo 30.000 muertos, miles de refugiados y heridas que no se han curado aún hoy.
Esta última guerra de cuatro días que vivió Nagorno Karabaj ha sido terrible, como cualquier guerra, produciendo muchos muertos y volviendo a despertar el odio entre los dos pueblos. En esta última guerra Armenia perdió a 92 personas, entre ellas militares y población civil (mujeres, ancianos y un niño de 12 años que iba de camino al colegio). Azerbaiyán no anuncia las cifras exactas de los muertos, aunque según la información del ejército armenio son entre 200 y 300 personas. El 10 de abril Azerbaiyán, después de negociaciones, devolvió ¡18 cuerpos de soldados armenios, torturados, decapitados y mutilados! En las fechas del 2 al 4 de abril las tropas azerbaiyanas entraron en el pueblo de Talish, de donde ya había podido salir la gente, excepto dos ancianos de casi 90 años a los cuales, después de matarlos, les cortaron las orejas. Decapitaron a un soldado armenio, Kyaram Sloyan, de 19 años, y se hacían fotos y videos posando como héroes.
Lo más doloroso para los armenios desde el punto de vista político ha sido la traición de Rusia. Desde 2011 Rusia ha vendido una gran cantidad de armas ofensivas modernas a Azerbaiyán, al mismo tiempo que era la aliada estratégica de Armenia. A pesar de las protestas armenias, Rusia ha anunciado que va a seguir vendiendo armamento a Azerbaiyán. Entonces los armenios se han visto solos y traicionados de nuevo en un campo de batalla de intereses políticos y económicos.