`La guerra civil puede estallar en cualquier momento`

Ya han comenzado los primeros enfrentamientos entre las tropas enviadas a Kiev y los separatistas de las regiones orientales de Ucrania. Milicias populares dentro de las que se infiltran hombres enviados por el Kremlin han ocupado el municipio de Donetsk, la ciudad más importante de la región, que se inclina hacia el separatismo, pero también se han registrado ocupaciones en otros lugares, como Kramatorsk, donde han llegado carros armados por orden del gobierno central. Pero también se están produciendo casos de deserciones, con blindados que ondean la bandera rusa.
“Estamos en la tercera fase de la crisis ucraniana”, afirma Marco Di Liddoo, analista del Centro de Estudios Internacional, “después de la revuelta del Maidán y los acontecimientos de Crimea”. Según Di Liddo, la situación es totalmente imponderable aún: una guerra civil puede estallar en cualquier momento si el tono de los enfrentamientos aumenta, domo los últimos acontecimientos parecen indicar que va a suceder. Entonces, el modo en que Rusia pueda intervenir será decisivo”.
Dada la preocupante evolución de las últimas horas, ¿cuáles son las fuerzas que están en el terreno?
Antes vale la pena repasar cómo se ha llegado a este punto. Lo que está sucediendo en Ucrania oriental en este momento es el tercer acto de una crisis que comenzó en noviembre con la revuelta del Maidán. En la segunda fase hemos asistido a los acontecimientos de Crimea y lo que está sucediendo ahora está directamente ligado a los hechos de Crimea y a ese sentimiento de pertenencia identitaria de una parte de la población, que sin embargo no solo se ve alimentada por un factor lingüístico sino también cultural, económico y político.
¿Puede explicar mejor en qué consiste esa pertenencia?
En la práctica, todos aquellos que se reconocen en el sistema de valores y en la realidad estatal rusa tienen una actitud crítica hacia el Maidán y la destitución de Yanukovich.
¿Qué ha radicalizado esta pertenencia hasta el separatismo?
Este sentimiento separatista es contemporáneo a estas razones, y estaba latente hasta que después del Maidán los defensores de un acercamiento a Europa y los partidarios de acercarse a Moscú lo hicieron crecer y radicalizarse. Hay que decir que a este sentimiento también ayuda la incapacidad política de Kiev para afrontar este fenómeno, ni en Donetsk ni en ninguna otra ciudad, y eso es un dato significativo. Además, el sistema de seguridad ucraniana en estas regiones está fallando. Se cierne una gran interrogación sobre las instituciones estatales de Kiev.
¿Podemos esperar que suceda algo parecido a Crimea? ¿Es realista pensar en una invasión rusa en las regiones orientales de Ucrania, como denuncia Kiev?
Esta pregunta evidencia hasta qué punto Crimea y las regiones orientales son dos contextos muy distintos.
¿Puede explicar mejor esa diferencia?
En Crimea había una marcada mayoría rusófona que era favorable al retorno a Moscú. Si los rusos se movieron con tanta rapidez y determinación es porque en Crimea tenían que salvaguardar rápidamente los asentamientos militares estratégicos fundamentales para Rusia. Por ejemplo, sin la base de Sebastopol habrían tenido que renunciar a su proyecto hegemónico y político en el Mediterráneo.
¿Y en las regiones orientales?
Las regiones orientales, desde el punto de vista geográfico, son mucho más extensas y para el Kremlin sería mucho más costoso utilizar fuerzas y recursos económicos para hacer lo que han hecho en Crimea, pero sobre todo la parte filorrusa no es mayoritaria, como lo era en Crimea.
¿Qué hará Putin entonces?
Usará esta amenaza tan fluida para convencer a los ucranianos que vuelvan al Kremlin. Los rusos esperan que el tono del debate alcance una criticidad tal que haga necesaria la intervención, no necesariamente militar sino política y económica.
¿Qué significaría eso?
Los rusos pueden aprovechar muchos elementos para convencer a la población. Basta con pensar que en Crimea los militares ucranianos pasaron bajo la bandera rusa convencidos no sólo por el factor identitario sino sobre todo por los sueldos y las mejores condiciones económicas que la Federación rusa ofrecía.
Putin sigue hablando de una posible guerra civil, sabemos que los agentes rusos ya se encuentran en las regiones orientales, ¿Moscú está provocando el enfrentamiento?
Indudablemente, en este momento en esas regiones están presentes grupos pertenecientes a las fuerzas armadas rusas que ayudan y desarrollan tanto a nivel político como operativo actividades de apoyo a los separatistas. Pero recordemos que los rusos no han creado de la nada un sentimiento que de hecho existe, como mucho han apoyado un fenómeno político que en estas regiones juega a su favor.
¿Usted cree que el enfrentamiento armado fratricida será inevitable?
La guerra es imponderable. Seguramente, ante una radicalización del conflicto y del debate, una creciente militarización de amplios sectores ya en acto está destinada a aumentar. En estos días ha habido saqueos y robos de arsenales enteros por parte de las milicias locales. Si las unidades militares de Kiev tuvieran que hacer una escalada no se puede excluir la posibilidad de un enfrentamiento más violento, a mayor escala.
¿Qué haría la OTAN entonces?
La OTAN está ante una encrucijada dictada por dos factores, uno jurídico y otro político. El mismo acto fundacional de la OTAN consiste en una alianza defensiva en caso de que un país miembro sea atacado, no podría activarse ningún mecanismo de intervención para defender a un país como Ucrania, que no forma parte. Desde el punto de vista político, hay muchas presiones por parte de Kiev para tomar una posición fuerte frente al Kremlin, pero habrá que ver hasta dónde Estados Unidos está realmente dispuesto a llegar.