La Europa `traicionada`

Heredero del último emperador austro-húngaro, Carlos I, Otto de Habsburgo será recordado como un europeo convencido, un ardiente militante de la causa de los países de Europa central y oriental, tanto en el periodo de la dictadura comunista como durante su entrada en la Unión Europea.
Nacido en 1912, Otto de Habsburgo estaba destinado a subir al trono, pero la disolución del imperio austro-húngaro en 1919 cambió su destino y lo llevó por el camino del exilio. Tras la expulsión de la familia imperial, el joven Otto, tras vagar por varios países y perder a su padre en 1922, terminó sus estudios entre España y Bélgica.
Pudo regresar a su patria durante la dictadura "austro-fascista" de Kurt Schuschnigg, pero volvió a ser expulsado tras la anexión de Austria a Alemania en 1938. El heredero imperial, que mantenía la esperanza de restaurar la monarquía, nunca desistió en su oposición a Hitler. Refugiado en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, participó en la campaña por la independencia de Austria junto al presidente Roosevelt y el primer ministro británico Churchill. Finalmente, esta cuestión se insertó en 1943 como uno de los objetivos de los aliados en la guerra. Pero después del conflicto, el Gobierno de Viena se opuso al retorno de los nobles exiliados.
Católico y ferviente anticomunista, Otto de Habsburgo veía en el cristianismo un valor capaz de unificar a una Europa dividida entre Este y Oeste. Un ideal por el que luchó con todas sus fuerzas. En 1973 fue elegido presidente de la Unión paneuropea, cargo que ocupó hasta 2004. En 1979, con las primeras elecciones de sufragio universal para elegir a los miembros del Parlamento europeo, entró a formar parte de la asamblea de Estrasburgo en la lista del partido alemán CDU/CSU (la democracia cristiana alemana).
Fue uno de los más presentes, uno de los más amados y respetados entre los diputados durante sus 20 años de mandato. Con Otto de Habsburgo perdemos a un gran europeísta que contribuyó a la caída pacífica del telón de acero. Una iniciativa suya, el "Pic-nic paneuropeo", organizada en 1989, permitió a 600 alemanes de la zona occidental volver a casa.
Fue una figura emblemática de la historia del siglo XX. Otto de Habsburgo llegó a configurar lo que debía ser la Europa del siglo XXI: una Europa exigente, orgullosa de sus valores y de su cultura, abierta y tolerante, una Europa valiente y responsable.
Otto de Habsburgo, junto a los padres fundadores de la Europa unida, es uno de los autores de uno de los éxitos políticos más importantes de la historia de nuestra civilización. Un éxito que se construyó a partir de los ideales del cristianismo, único y verdadero patrimonio de la cultura y de la identidad de los pueblos europeos.