La España que construye: Migración

España · P.D.
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2 marzo 2020
Los migrantes son una oportunidad para España pero su acogida e integración no es algo automático. Su aportación a la vida del país es evidente y así lo han certificado numerosos trabajos. Su presencia y su integración nos invita a reconsiderar por qué estamos juntos, qué experiencias fundamentan nuestra vida común. La Compañía de las Obras y paginasdigital.es han comenzado sus trabajos sobre el proyecto “La España que construye” con una mesa de trabajo dedicada a la migración. Fueron invitadas a participar en esta mesa de trabajo responsables de obras que trabajan en la acogida e integración de migrantes en muy variadas formas, en educación, formación profesional, atención a MENAS y a refugiados. Todos los invitados realizaron sus aportaciones a partir de una contrastada experiencia en el sector. Se les plantearon algunas cuestiones candentes y ofrecemos ahora a nuestros lectores sus principales conclusiones. Esta mesa de trabajo servirá como material para seguir reflexionando, a partir de un trabajo realizado desde abajo, sobre la España que construye en el terreno de la inmigración.

Los migrantes son una oportunidad para España pero su acogida e integración no es algo automático. Su aportación a la vida del país es evidente y así lo han certificado numerosos trabajos. Su presencia y su integración nos invita a reconsiderar por qué estamos juntos, qué experiencias fundamentan nuestra vida común. La Compañía de las Obras y paginasdigital.es han comenzado sus trabajos sobre el proyecto “La España que construye” con una mesa de trabajo dedicada a la migración. Fueron invitadas a participar en esta mesa de trabajo responsables de obras que trabajan en la acogida e integración de migrantes en muy variadas formas, en educación, formación profesional, atención a MENAS y a refugiados. Todos los invitados realizaron sus aportaciones a partir de una contrastada experiencia en el sector. Se les plantearon algunas cuestiones candentes y ofrecemos ahora a nuestros lectores sus principales conclusiones. Esta mesa de trabajo servirá como material para seguir reflexionando, a partir de un trabajo realizado desde abajo, sobre la España que construye en el terreno de la inmigración.

1.- Una gratuidad que estima a la persona

Las políticas migratorias en España son deficientes para la regularización de los que vienen de fuera, para facilitar la relación entre extranjeros y el mercado de trabajo. La política de asilo tiene también importantes deficiencias y el reto de la integración no puede darse, ni mucho menos, por superado. Pero según los participantes, hay una sociedad civil que está haciendo su trabajo: está acogiendo. La gratuidad, especialmente a través del voluntariado, ha creado redes que integran y sostienen. Los migrantes se ven, a menudo, sorprendidos por una valoración de sus personas que no esperaban. La gratuidad es un movimiento de doble dirección porque ayuda al migrante a sentirse estimado, a superar el miedo y el rechazo. También ayuda al que la realiza a saber mejor quién es. En este campo hay un trabajo importante que hacer, “para entender por qué tenemos que acogerles –señala una de las participantes–. Aquí no basta el discurso de que todos somos hermanos. Eso no basta para fundamentar una apertura al otro”.

Se invita a los políticos a conocer más de cerca a la sociedad civil comprometida en este sector. “Cuando hablamos con los políticos, se sorprenden de lo que les contamos, parece que la clase política está muy separada de la realidad”, señala uno de los participantes.

2.- El sistema de regulación contemplado en la Ley de Extranjería no funciona

“De forma irregular entran en España 25.000 personas al año, pero por el aeropuerto de Barajas entran 400.000, que a los tres meses pasan a ser irregulares. Entran regulares con un visado de tres meses, que a los tres meses caduca y se quedan de irregulares –señala uno de los participantes–. El problema en España es que, para regularizar su situación, tienen que estar tres años como irregulares, buscándose la vida para poder presentar un informe de arraigo”.

Los tres años de situación de irregularidad provocan problemas serios de trabajo y de vivienda. En estas circunstancias resulta muy difícil poder alquilar una vivienda. Por eso crecen las mafias de okupas que realquilan pisos ocupados. Una de las organizaciones convocadas a la mesa de trabajo explica que están haciendo experiencias de co-alquiler para irregulares. La fórmula consiste en realizar un alquiler a nombre de la entidad para que los migrantes en situación irregular puedan tener techo. “La pregunta es de qué viven y dónde viven durante esos tres años: del trabajo en negro, del top manta, de lo que sea…”, señala uno de los participantes. Otro añade: “los tres años están generando un mercado negro y un drama enorme”. Se ha argumentado que el plazo es necesario para evitar el efecto llamada, pero parece conveniente que aquellos que estén en España y tengan una oferta de trabajo puedan acceder a la documentación que les permite residir regularmente de forma inmediata. Eso permitiría que cotizaran a la Seguridad Social y entraran en un proceso de normalización.

Una vez pasados los tres años, tampoco la solución suele ser inmediata. Es fácil que para presentar el informe de arraigo no haya citas disponibles. El informe de arraigo lo hacen las Comunidades Autónomas. Una vez obtenido, es necesario pedir cita en la Delegación de Gobierno, que está desbordada. A los solicitantes se les exige mucha documentación, que es difícil conseguir y luego renovar, porque son documentos que caducan. Los gastos son importantes.

3.- Por otra política de asilo

“Los solicitantes de refugio entran en España como pueden y algunos lo solicitan inmediatamente, pero otros no. En cuanto lo solicitan entran en el sistema de asilo y refugio y empiezan a recibir ayudas. La tramitación es larga. Uno de cada 20 es aceptado, así que los otros 19 se quedan de irregulares”, denuncia una de las participantes. Los solicitantes a los que se deniega el asilo, que se convierten en migrantes irregulares, han estado en España recibiendo todo tipo de ayudas y luego se quedan en la calle. El sistema de protección internacional establece un tiempo máximo de dos años. Muchos de los solicitantes de asilo utilizan esta opción para llegar a ser regulares. Reciben las ayudas durante dos años y cuando se las deniegan esperan un año para regularizarse.

Ahora estamos viviendo, sobre todo por la llegada de refugiados de Latinoamérica, la crisis de refugiados que no se vivió en 2015.

4.- El reto de la integración

“Nos hemos encontrado con familias que consiguen regularizar su situación, pero no se integran porque no se relacionan con nadie”, señala una de las participantes. La falta de relaciones es un problema importante. Hay miedo y falta de información. “No creo que su falta de relación se deba a una falta de interés sino a su condición y a su miedo”, apunta otra de las participantes que trabaja con jóvenes migrantes.

Es necesario definir qué significa integración. Parece conveniente considerar que un migrante está integrado cuando tiene amigos autóctonos y se relaciona con ellos, amigos de origen español o de otras procedencias. Alguno de los participantes señala que “la primera generación de musulmanes no se integra y vive en un gueto. La segunda va al colegio y allí se integran con otros chicos”. La segunda generación de magrebíes se integra con más facilidad porque ya domina el español, pero no le sucede lo mismo a la segunda generación de latinoamericanos. Son españoles de DNI, pero no se sienten del todo españoles. Sobre la segunda generación de latinoamericanos, uno de los participantes afirma que “son los padres los que han decidido venir, han hecho un esfuerzo. Los hijos ya no se sienten de fuera, pero tampoco tienen sentido de pertenencia, se miran con los ojos de los que los miramos como extranjeros. Son de aquí, pero saben que no los miramos como si fueran de aquí. Por eso se rebelan más a la hora de integrarse y tienden a formar guetos. Si no hay una buena integración, estos jóvenes son los que más van a sufrir”.

5.- Los dos factores fundamentales para la integración son el trabajo y la educación

Antes de 2008, la inmensa mayoría de los varones migrantes trabajaba. Pero tras la crisis, al quedarse sin trabajo se ha observado un proceso de guetización. La gran mayoría de los migrantes tienen un nivel de cualificación muy bajo y encontrar trabajo en este momento les resulta difícil. Cuando lo encuentran son en la mayoría trabajos muy poco cualificados, con una retribución y una cotización muy bajas.

Para favorecer la empleabilidad es esencial un acompañamiento que les haga conscientes de su dignidad. Uno de los expertos relata que tiene en marcha un programa para mejorar la empleabilidad a través de un cambio de mentalidad. Las entrevistas en grupo se han convertido en una barrera para su empleabilidad.

La educación es esencial para la integración y el problema es que hay zonas en las que los colegios tienen una inmensa mayoría de alumnos extranjeros, lo que favorece la formación de guetos. Por eso algunos de los participantes sugieren que se obligue a los colegios concertados a contar con un determinado número de alumnos migrantes. La aportación voluntaria que se les pide a los padres en la enseñanza concertada funciona como una suerte de filtro para los migrantes.

Son muy convenientes los convenios favorecidos por la Administración para que los migrantes puedan hacer prácticas en empresas. Conviene recuperar la figura del aprendiz, que aprende de la mano de alguien que está trabajando y que le enseña un oficio. Pero las empresas no tienen modo de incorporarlos. Es una desventaja que en la formación no reglada no haya normativa. Algunas de las organizaciones recurren a convenios de prácticas que no son ilegales, pero sí alegales.

6.- Cambiar de política con los MENAS (Menores no acompañados)

Capítulo aparte merece la valoración de las políticas realizadas con los MENAS. Falta sensibilidad para entenderlos. “A los MENAS –señala una de las personas que trabaja con jóvenes– se les lleva a Centros de Menores donde no quieren estar. Vienen de países donde se trabaja desde los ocho años. Y les damos cobijo en unas condiciones que ellos no aceptan. No saben qué hacer. Estamos planteando que se abran vías de acogida en familias. No entiendo por qué se empeñan en meter a todos juntos en el mismo barrio. Se deberían distribuir geográficamente y, sobre todo, comprenderles. Les tratamos como niños, les protegemos y ellos no vienen a eso, vienen a buscarse un futuro y a trabajar”.

“El problema –señala otra persona que trabaja con MENAS– es que no se les da ninguna opción de futuro, ninguna perspectiva de poder salir adelante. Por eso ven una salida en la delincuencia. Cuando cumplen 18 años y se les dice que tienen que quedarse en la calle, con una tarjeta de residencia no lucrativa, con la que no pueden trabajar”.

“El problema –añade otro de los participantes– es que no les damos un horizonte. Creen que han venido a un país de oportunidades, pero el sistema les va cerrando puertas delante de las narices. Hay chicos que saldrían adelante, porque en sus países lo hacían”. “Normalmente un migrante es un joven que se toma en serio opción laboral, un empresario nos llegó a decir: prefiero mil veces a los menas”. Pero las empresas no los pueden contratar, porque la oferta de trabajo tarda entre nueve meses y un año. Debería ser inmediato”, señala otro de los participantes.

Diez propuestas

1.- Valorar la gratuidad social que ya existe a la hora de acoger e integrar.

2.- Solicitar a la clase política una mayor cercanía con los problemas reales.

3.- Modificar el sistema de regularización contemplado en la Ley de Extranjería.

4.- Desarrollar y fortalecer las formas imaginativas que ya existen para la formación no reglada y para la inserción laboral a través de las prácticas.

5.- Favorecer la presencia de migrantes en colegios concertados.

6.- Modificar la política de asilo.

7.- Favorecer el acompañamiento para mejorar la empleabilidad.

8.- Modificar la política con los MENAS: con una mayor distribución geográfica, con una atención a necesidades reales, especialmente la empleabilidad.

9.- Favorecer una integración basada en la educación, especialmente en la segunda generación.

10.- Agilizar los procesos de contratación cuando hay ofertas.

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