La España del fraude

España · Francisco Pou
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12 febrero 2016
El nuevo president de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, acompañado del nuevo “Ministro de Exteriores virtual” Romeva reunía a 60 cónsules acreditados en Barcelona en el Salon Sant Jordi esta semana, para exponerles “una vocación indestructible de internacionalización y con Europa”. “Tendrán trabajo ustedes en los próximos meses, porque saben que Cataluña es un país que está caminando hacia la independencia”. Entre los cónsules, estaban los representantes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido China o Japón…

El nuevo president de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, acompañado del nuevo “Ministro de Exteriores virtual” Romeva reunía a 60 cónsules acreditados en Barcelona en el Salon Sant Jordi esta semana, para exponerles “una vocación indestructible de internacionalización y con Europa”. “Tendrán trabajo ustedes en los próximos meses, porque saben que Cataluña es un país que está caminando hacia la independencia”. Entre los cónsules, estaban los representantes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido China o Japón… países de primera línea estratégica para la acción exterior del Gobierno Español, que era “puenteado” con esta acrobática convocatoria efectista en la que, una vez más, la Constitución Española y sus leyes eran papel mojado. “Independencia utilizando la ley” es ya un término común en Cataluña. “Fraude de ley”, sin embargo, es un concepto del que no se habla, precisamente porque es lo que el vacío de poder real en España está propiciando. El fraude a la ley, el fraude a los ciudadanos que viven al amparo de ella.

Mientras una minoría (cuantiosa pero minoría) prepara el asalto a la soberanía española intentando colonizar para ellos una parte del todo, no hay perfil político alguno en España que se preocupe ahora mucho más allá de qué despacho les van a dar a los diputados o quién repartirá los sillones ministeriales, tratados ya como “conquistas político-patrimoniales” más que los retos sangrantes que la sociedad española está pidiendo a gritos. Y el primer grito será el que se cumpla la ley sin fraude. El fraude tiene una línea gris con el estúpidamente confundido “ingenio español” con el que las organizaciones corruptas han corroído el futuro del PP, exhausto de registros de la Guardia Civil. El “ingenio” de los conseguidores, utilizando la ley, troceando contratos grandes en lonchas para evadir los concursos, es un fraude como el que en Cataluña el “ingenio catalán” monta un ministerio de la señorita Pepis para robarnos el imperio de la ley delante de nuestros ojos. Aunque en Cataluña no aparece la Guardia Civil.

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