La economía italiana vuelve a crecer
Decimos razonable porque, a pesar de los buenos datos, Italia sigue creciendo por debajo de la media europea, que se sitúa en el 0.3% en el segundo trimestre del año (aunque se esperaba llegar a un 0.4%). En ese sentido, son muchos los países europeos que crecen más que Italia, superándole la principal economía de la eurozona (Alemania, con un 0.4%) y también la cuarta (España, con un 1.0%), siendo quizá lo más relevante el presentar mejores números que la segunda economía de la eurozona, Francia, que ha quedado en un 0.0 (es decir, crecimiento nulo). En ese sentido, además de Francia, solo presentan peores números que Italia Finlandia, que ha retrocedido cuatro décimas, y Holanda, Austria y Rumanía, cuyo PIB en los tres casos sólo ha avanzado una décima en este segundo trimestre. Eso sí, hay un buen número de países que han mejorado su economía muy poco más que la italiana: tan sólo en dos décimas más (es decir, han crecido un 0.4%) en el caso de Alemania, Bélgica, Bulgaria y Portugal, mientras que Hungría lo ha hecho en tres décimas (hasta llegar al 0.5%) y el Reino Unido, a su vez, en cinco décimas más que Italia (ha crecido un 0.7% en este segundo trimestre).
Por otra parte, Renzi y su gabinete deberán seguir trabajando intensamente porque un importante obstáculo parece cernirse sobre el horizonte europeo, y es la devaluación del yuán, la moneda china, que hace pensar a los economistas que el crecimiento chino se está ralentizando y que ello puede perjudicar las exportaciones que tienen por destino este gigante asiático. De ahí que resulte vitar activar de inmediato el llamado Plan Juncker, con el que se busca estimular el consumo y el empleo en las economías de la Unión Europea y que espera todavía a su definitiva puesta en marcha.
Lo más importante para Matteo Renzi es que los inversores vuelven a confiar en Italia porque ven estabilidad política en ella. La inminente celebración de elecciones generales es siempre un mal momento para la llegada de inversores por las incertidumbres políticas que estas suponen, pero en el caso de Italia estas en principio no tendrían lugar, salvo catástrofe mayúscula, hasta por lo menos la segunda mitad del año 2016, cuando haya entrado en vigor la nueva ley electoral italiana. Sergio Mattarella, Presidente de la República italiana, coincide con Renzi en la necesidad de intentar agotar la legislatura (lo que llevaría a celebrar elecciones en 2018), pero eso sería mucho pedir a un Gobierno que sigue sostenido por una frágil mayoría política.
De momento, el intento por convertir al partido de Renzi en el llamado ´Partido de la Nación´ (abarcando tanto al centroderecha como al centroizquierda moderados) no termina de cuajar, pero eso no preocupa en exceso a Renzi mientras siga sin ver adversarios políticos de auténtica relevancia. En todo caso, la consolidación del crecimiento económico sería muy importante para consolidar al propio Renzi como líder italiano, y para ello habrá de tener mucho cuidado de no descuidar su flanco izquierdo, que le dio un serio aviso en las elecciones regionales de finales de mayo. Veremos cómo afronta el Primer Ministro italiano esta situación siempre de enorme complejidad de cara a su futuro político y al de la formación política que lidera, el Partido Democrático (PD).