La dama dura del rock and roll

Siempre con la dirección vocal de Chrissie, acompañada con los acordes de su guitarra, el trabajo reúne temas variados, algunos de ellos con el marchamo del más fresco y directo rock and roll, y otros realizando incursiones musicales por otros estilos.
Tengo un vivo recuerdo de cuando escuché por primera vez a Chrissie Hynde y su grupo allá por el 83 en una grabación que un compañero pinchaba reiteradamente en el cassette del trabajo mientras hacíamos fotocopias. La Hynde, con su "make and make" (o algo así) me llegaba con bravura en sus inflexiones continuas de voz potenciadas por su registros graves de contralto, bastante inusual entre las voces femeninas; aquella voz me sonaba a mujer y hombre al mismo tiempo.
Es el decimocuarto álbum de la banda, que parecen tener vocación de segundones, a tenor de que siempre han estado haciendo de teloneros de grupos como U2 y otros, y por su corta producción musical si tenemos presente sus más de tres décadas de vida.
Entraron por la puerta grande en 1980 con su primer disco, Pretenders, con éxito de crítica y público, pero la muerte por sobredosis de dos miembros de la banda rompió una carrera que parecía meteórica. Entre altibajos, Chrissie fue abanderando distintas luchas políticas, se hizo vegetariana y abrazó la maternidad (tiene dos hijas). Lenguaraz como pocas, Hynde se fue metiendo y saliendo de un montón de "charcos", aunque distorsiona su imagen feminista de tipa dura rompiendo tópicos sobre el poderío masculino en la industria del rock o sobre otros lugares comunes.
Los seguidores de la Hynde tenemos una cita ineludible con los viejos tiempos.