La Cumbre y el trabajo

Es necesario, subraya Scholz, que en el centro del trabajo esté la persona. La crisis es en realidad una ocasión que pone de manifiesto hasta qué punto necesitamos recuperar el sentido del trabajo. En el último tiempo se ha difundido una concepción del trabajo sólo orientado al beneficio, al éxito y un resultado inmediato. Sin duda hace falta reformar el sistema financiero y realizar transformaciones estructurales en nuestra economía, pero lo que más necesitamos es volver a recuperar una forma de trabajar que tenga como centro a la persona, lo que no significa sólo conciliación de vida laboral y familiar o trabajar más o menos horas.
La crisis pone de manifiesto que para construir una sociedad más humana siempre hay que volver a comenzar del sujeto que trabaja: de su relación con la realidad y de su esfuerzo por responder a sus deseos, de su búsqueda de la verdad a través del de sí mismo y de su vocación a asumir la responsabilidad del mundo en el que vive. Una persona que ha recuperado el sentido del trabajo, construyendo en relación con los demás, es capaz de generar un bienestar equilibrado y duradero. La situación económica en la que nos encontramos con casi tres millones de parados es una gran prueba, pero puede convertirse en una gran oportunidad si rescatamos las evidencias básicas sobre lo que significa trabajar y cómo es más humano hacerlo.