Entrevista a Rafael Núñez Florencio, historiador

`La culpa (compartida por izquierda y derecha) no fue de la Constitución sino de su desarrollo`

España · Fernando de Haro
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23 enero 2018
´Lo que vengo a decir es que lo que se hace en el 78 es lo mejor posible. Se daban una serie de condiciones muy complicadas y lo que hacen los padres de la Constitución, y en general todos los partidos que se embarcan en el proyecto, que son casi todos, es hacer una Constitución que pueda dar a los españoles una perspectiva diferente, un tránsito a un sistema democrático homologable, y eso básicamente tiene éxito. Se hace en unas condiciones muy complicadas y hoy se dice que se hicieron muchas chapuzas, lo cual tiene una parte de verdad. El caso es que el sistema funcionó, y lo hizo extraordinariamente bien. Desde una cierta perspectiva histórica, lo sorprendente es exactamente lo bien que funcionó el sistema durante muchos años´.

Has publicado un ensayo donde apunta que el modelo territorial de la Constitución era el único posible en ese momento, ¿no era posible hacer otra cosa?

Lo que vengo a decir es que lo que se hace en el 78 es lo mejor posible. Se daban una serie de condiciones muy complicadas y lo que hacen los padres de la Constitución, y en general todos los partidos que se embarcan en el proyecto, que son casi todos, es hacer una Constitución que pueda dar a los españoles una perspectiva diferente, un tránsito a un sistema democrático homologable, y eso básicamente tiene éxito. Se hace en unas condiciones muy complicadas y hoy se dice que se hicieron muchas chapuzas, lo cual tiene una parte de verdad. El caso es que el sistema funcionó, y lo hizo extraordinariamente bien. Desde una cierta perspectiva histórica, lo sorprendente es exactamente lo bien que funcionó el sistema durante muchos años.

Hace una comparación entre los dos últimos ‘98 y dice que la frase de Aznar “España va bien” era sustancialmente cierta, al menos en ese momento de cambio de milenio. ¿Qué ha cambiado para que la sensación de razonable éxito se haya convertido en sensación de fracaso?

Se puede utilizar la perspectiva histórica, pero también un cierto sentido común. El contraste entre 1898 y 1998 es tan clamoroso que efectivamente, el último 98 nos da la medida del acierto, del éxito que tuvo el sistema constitucional del 78 durante esas dos décadas. Realmente el país funciona. No hay que ser aznarista para reconocer que efectivamente funcionaba bien. El año crucial en ese aspecto es el año de los fastos del 92. Pero eso que funcionaba bien llega un momento en que empieza a presentar síntomas de agotamiento, y esos síntomas de agotamiento se ponen muy claramente de manifiesto en parte con la crisis económica de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Es cuando empiezan a deteriorarse una serie de elementos clave del sistema. Cito varios: la falta de un pacto educativo, el deterioro de la justicia, la corrupción, el agotamiento de los partidos políticos… y no se le pone coto. Cuando un problema no se resuelve a tiempo, se va agravando y ese es el resultado que hoy tenemos.

¿El problema sustancial del sistema autonómico es que se convirtiera en un “café para todos”?

De entre los fallos que empiezan a vislumbrarse a finales del siglo XX y principios del XXI, este es el principal de todos, yo le llamaría el problema de la deriva centrífuga del Estado. No se trata solo de que se haya constituido un Estado de las autonomías, sino que el modelo desde el principio se diseña de una manera muy abierta, y eso quiere decir también muy ambigua y si me apura muy chapucera. Aquellos que vivimos aquellos tiempos o los hemos estudiado sabemos que se vivía en unas condiciones que hoy muchas veces se olvidan. El “café para todos”, mirado desde hoy, desde una perspectiva distanciada, es una chapuza. Se toman determinados elementos de los modelos federal, confederal y descentralizado sin que realmente coincida con ninguno de ellos. Ahora bien, el sistema, a pesar de todo, mal que bien va funcionando. Seamos serios no podemos atribuir a los padres del 78 unos defectos que se han puesto de manifiesto en la andadura posterior. La responsabilidad es nuestra, de todos aquellos que hemos vivido los últimos años sin tomar las medidas adecuadas para poner ese modelo a la orden del día. Las responsabilidades están muy repartidas, a derecha e izquierda.

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