La creciente angustia por la identidad
Mina (Nandita Das) es la actriz india más famosa de la industria de Bollywood. Su gran obsesión es encontrar a su hermana pequeña (Aina Clotet), que le fue arrebatada en Bombay tras morir su madre, cuando a Mina la intentaron introducir en el mundo de la prostitución. Sólo sabe que unas monjas católicas se hicieron cargo de la niña y ahora, treinta años después, renace la esperanza de encontrarla.
María Ripoll (Lluvia en los zapatos, 1996) vuelve a la gran pantalla después de ocho años centrada en la dirección de spots publicitarios. Y lo hace adaptando parte de una novela, Rastros de sándalo, escrita en 2007 por Anna Soler-Pont, guionista y productora del film, y Asha Miró.
Es una alegría ver una película catalana que plantea la cuestión de la identidad en términos de “encuentro”. La película no tiene nada que ver con el nacionalismo catalán pero la reflexión de fondo que plantea sobre la construcción de la identidad es universal. El personaje de Paula aprende quién es realmente ella mirándose en el espejo de su hermana biológica, y dejándose sorprender por las cosas que descubre y los hechos que le suceden. No se trata de renegar de la propia historia -no hay indicios de que Paula lo haga- sino de integrar los factores nuevos, como enterarse de que ella es realmente india y que es una hija adoptiva. Se trata de sumar no de restar. Pero una barcelonesa, occidental, investigadora de vanguardia, refinada… sólo puede asumir su origen de otra raza, de máxima pobreza, en Bombay… a través del amor imprevisto e incondicional de su inesperada hermana biológica. El descubrimiento conmovedor de la manera en la que su hermana le salvó la vida de pequeña pone en marcha el mecanismo del corazón y de la razón capaz de integrar su nueva identidad, su identidad completa.
La película, sin embargo, tiene un trazo más grueso cuando dibuja la relación de Paula con sus padres adoptivos. Esta trama hubiera requerido un mayor desarrollo y un desenlace más integrador y que hubiera coronado con un brillo más verdadero la cuestión de la identidad.
Rastros de sándalo cuenta con un guión muy bien tejido, una fotografía excelente y unas buenas actrices capaces de sostener vigorosos primeros planos. Un equipo técnico atestado de mujeres, que confirman que desde hace unos años lo mejor del cine español tiene nombre de mujer.