La clave es Navarra, otra vez

España · R.I.
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31 mayo 2019
De todos los pactos autonómicos que se negociarán en las próximas semanas quizás el más decisivo de todos sea el del Gobierno de Navarra. Durante los cuatro últimos años ha gobernado en Navarra el cuatripartito formado por Geroa Bai, que es el PNV, Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra. Durante cuatro años se han llevado a cabo políticas claras de vasquización. Ha avanzado el sueño del nacionalismo vasco, también el de ETA: convertir a Navarra en la cuarta provincia vasca.

De todos los pactos autonómicos que se negociarán en las próximas semanas quizás el más decisivo de todos sea el del Gobierno de Navarra. Durante los cuatro últimos años ha gobernado en Navarra el cuatripartito formado por Geroa Bai, que es el PNV, Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra. Durante cuatro años se han llevado a cabo políticas claras de vasquización. Ha avanzado el sueño del nacionalismo vasco, también el de ETA: convertir a Navarra en la cuarta provincia vasca.

Por eso fue un acierto que UPN, Ciudadanos y PP unieran sus fuerzas en Navarra Suma. El domingo ganó las elecciones Navarra Suma pero sin mayoría absoluta: tiene 19 diputados y la mayoría absoluta está en 26. La cosa sería fácil, con los votos de los socialistas de Navarra, 11 diputados, podría gobernar el constitucionalismo y frenar la vasquización de Navarra. Pero hay un problema, aunque los socialistas quisieran apoyar a Navarra Suma no pueden porque el PNV ya les ha dicho que si dejan gobernar a Navarra Suma que se olviden de los apoyos que necesita Sánchez en Madrid de los nacionalistas vascos. ¿Qué puede hacer el PSOE ante este problema? Facilitar la investidura de Uxue Barcos y un nuevo Gobierno del cuatripartito sería muy difícil de digerir para los votantes del PSOE en el resto de España. Si los socialistas apoyan a Navarra Suma, Sánchez se queda sin investidura, si los socialistas apoyan al cuatripartito nacionalista se les acusará de vender España. ¿Tiene salida este laberinto? Este jueves Ábalos ha apuntaba una solución: presentar a María Chivite a la investidura y hacerla presidenta con los votos de los nacionalistas.

Pero claro, eso tiene un aparente inconveniente, para que salga adelante esa solución hace falta que Bildu, por lo menos, se abstenga. Con la abstención de Bildu bastaría. Los socialistas siempre podrían decir que no han negociado con Bildu, que es exactamente lo que ha dicho Ábalos.

El razonamiento de Ábalos es el mismo que ha utilizado Sánchez desde que consiguió llegar a Moncloa con los votos de Bildu. Sánchez siempre ha dicho que no negoció con Bildu, que esos votos cayeron del cielo. Y ahora parece que va a ser lo mismo, los socialistas le cortan el paso a Navarro Suma, gobiernan con el apoyo del PNV en Navarra, que sigue vasquizándose, y Sánchez tiene el apoyo del PNV en Madrid. Problema resuelto.

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