La CdO plantea las cuestiones esenciales sobre la construcción europea
En el texto se habla de la libertad religiosa, que es la condición sine qua non de la libertad a secas. Si Europa quiere encarnar el proyecto humanista de la civilización occidental -la realización de la dignidad humana en libertad comprometida con la verdad de las cosas- debe comprometerse con la libertad religiosa. Por desgracia, los síntomas no parecen indicar que se camine en esta dirección. Más bien, en la UE crece una fobia a las personas con convicciones firmes, especialmente si esas convicciones tienen un fundamento religioso, que augura negros nubarrones de intolerancia y fanatismo laicista-integrista.
Se destaca también la importancia de la subsidariedad. La UE proclama la importancia de la subsidiariedad pero no la respeta ni respecto al funcionamiento de los mercados -Bruselas es fuente constante de un nuevo intervencionismo arbitrario y burocratizante- ni respecto a la libertad ideológica y religiosa -el Parlamento Europeo y el propio TEDH pretenden imponer la ideología de género y el seudohumanismo laicista y cristofóbico en materias como la sexualidad, la libertad religiosa o el derecho a la vida, familia, matrimonio, etc-.