La carne tras el concepto

España · PaginasDigital
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 0
5 septiembre 2015
Funcionamos así. Oímos a diario, una y otra vez, que hay sufrimiento en el mundo. Sabemos que hay personas llamando a nuestras puertas, trepando por nuestras vallas, lanzándose a los mares que bañan nuestras costas, para optar a una mínima parte de lo que nosotros vivimos como cotidiano. Lo sabemos, y lo asumimos, adoptando en mayor o menor medida discursos de justificación. Y es entonces cuando una imagen nos abofetea y nos obliga a caer en la cuenta de lo terriblemente encarnada que es la realidad que hemos intentado atrapar en nuestros conceptos. Ante la visión de un pequeño cuerpo inerte en una playa, de un niño que podría estar jugando en cualquiera de nuestros parques ajeno a todo el horror del mundo, muchos cambian sus discursos. Y donde antes había recelos, ahora parece haber aperturas de brazos. Incredulidad de Santo Tomás, de Caravaggio

Funcionamos así. Oímos a diario, una y otra vez, que hay sufrimiento en el mundo. Sabemos que hay personas llamando a nuestras puertas, trepando por nuestras vallas, lanzándose a los mares que bañan nuestras costas, para optar a una mínima parte de lo que nosotros vivimos como cotidiano. Lo sabemos, y lo asumimos, adoptando en mayor o menor medida discursos de justificación. Y es entonces cuando una imagen nos abofetea y nos obliga a caer en la cuenta de lo terriblemente encarnada que es la realidad que hemos intentado atrapar en nuestros conceptos. Ante la visión de un pequeño cuerpo inerte en una playa, de un niño que podría estar jugando en cualquiera de nuestros parques ajeno a todo el horror del mundo, muchos cambian sus discursos. Y donde antes había recelos, ahora parece haber aperturas de brazos.

Pero la maquinaria sigue funcionando. Los conceptos se hacen carne, la carne muere, y esa muerte acaba siendo de nuevo transformada en concepto, en imagen de propaganda. Y ese dolor con el que hemos tomado contacto no ha llegado a traspasar nuestra carne, sino, simplemente, nos ha rozado por un momento. Ha llegado a la fibra sensibe, pero tal vez su camino no se ha completado: no ha alcanzado la fibra vital. Nos ha hecho sentir lástima, pero tal vez no compasión. Ha podido conmovernos, pero tal vez no ha llegado a movernos.

Para esta reflexión no he tomado la fotografía del pequeño Aylan muerto en la playa, que probablemente ustedes han visto ya demasiadas veces. He optado por una imagen que cualquiera con una mínima cultura cristiana podrá reconocer: la prueba de Santo Tomás, el apóstol que, ante la noticia de la Resurrección de Jesús, dijo aquello de «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.». Es un ejemplo paradigmático del «si no lo veo, no lo creo», o, más aún, «si no lo toco, no lo creo». Una muestra de cómo tantas veces no nos basta con lo que oímos y exigimos tomar contacto con esa carne que hay detrás del concepto.

Noticias relacionadas

España, necesitamos aprender del otro
España · Páginas Digital
En una nueva edición del EncuentroMadrid, el próximo sábado 26 de octubre se va a celebrar la mesa redonda titulada: "España, necesitamos aprender del otro."...
22 octubre 2024 | Me gusta 1
Cuatro esquirlitas tiene mi España
España · Juan A. Pérez Morala
Tiene nuestro país cuatro “esquirlitas” de desasosiego e inseguridad, al haberse incrustado, no por casualidad o accidente, en órganos vitales de nuestro Estado de Derecho....
21 octubre 2024 | Me gusta 2
¿Qué le faltaba a Ábalos?
España · Carmen Martínez
La Fiscalía Anticorrupción ha pedido imputar al exministro y diputado José Luis Ábalos ¿Qué más necesitaba el que fuera ministro de Transportes y Fomento si era un hombre de éxito?....
17 octubre 2024 | Me gusta 4