La `belleza desarmada` en Egipto

“En un mundo como el que vivimos, donde se trata de resolver conflictos creando muros, necesitamos generar espacios donde, escuchándonos y abriéndonos a la contribución de los demás, podamos salir distintos de como entramos. Y eso a pesar de todas nuestras diferencias, por las que tantas veces pensamos que es imposible. Esta es la belleza desarmada que trato de comunicar, que nos atrae a todos, sin necesidad de otras ‘armas’”. Así terminó en Alejandría (Egipto) la presentación de su libro “La Belleza Desarmada” Julián Carrón, en una conferencia de alto valor simbólico, social y religioso, en un templo de la cultura musulmana como es la histórica Biblioteca Alejandrina.
Esta presentación vio en tierras egipcias, aparte del presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación y autor del libro, al traductor y decano de la facultad de Lenguas y Literaturas Extranjeras en la Bedr University de El Cairo, Hussein Mahmoud. Otros protagonistas fueron Marta Cartabia, vicepresidenta del Tribunal Constitucional italiano, y Wael Farouq, profesor de Lengua y Literatura árabes en la Universidad Católica de Milán. La pregunta sobre el papel de la religión como “adhesivo” entre los pueblos, en un periodo tan complejo como el que hoy vivimos, reside en el texto de Carrón, pero va mucho más allá. “Nos preguntamos qué está pasando”, dijo Mahmoud en su intervención, “en Europa… pero también aquí. Es una pregunta que afecta a todos, creyentes o no. La religión se da en la vida cuando muestra su fuerza para iluminarla”.
Encuentro y libertad
Sin la verificación de la fe, ilustra el autor en este ensayo que acaba de traducirse al árabe, los desafíos cotidianos que nos rodean se incrementan, y con ellos la incertidumbre existencial del hombre. El profesor musulmán señaló en este sentido que “hace falta que fe, religión y cultura vayan unidas. El hombre sin fe es como si tuviera la batería descargada”.
El diálogo partió de una amistad personal y de una voluntad de encontrarse entre mundos muy diferentes pero “interesados” en perseguir el deseo de bien y felicidad que alberga el corazón de cada individuo. Solo de un profundo cambio del pensamiento, se lee en La Belleza Desarmada, puede nacer “el reconocimiento del otro como un ‘don’, un bien en sí mismo”, afirmó Carrón también en su intervención. Según la vicepresidenta del Tribunal Constitucional italiano, las palabras clave del libro son dos esencialmente: “encuentro y libertad. Para él la fe es un acontecimiento que respeta la libertad”. Podría decirse por tanto que existe una relación entre ley y libertad, aunque con la mayor delicadeza y complejidad. “¿Cómo se puede respetar la libertad sin caer en el relativismo? La ley puede ser “bella” cuando es capaz de dejar espacios blancos de libertad, explicó Cartabia, que subrayó que “siempre y en todas partes hace falta un encuentro. En una sociedad plural lo que necesitamos no es tanto la integración entre culturas sino la interacción entre personas”.
La belleza del encuentro
De esta presentación en la “cuna” de la cultura egipcia emerge, tanto para los católicos como para los laicos y musulmanes, esa belleza “sin armas” capaz de generar la posibilidad de un encuentro fecundo. Para no quedar reducido a mero discurso, todos señalaron que ese sentido de la belleza debe alcanzarse como expresión de la auténtica religiosidad. “Para que se pueda comunicar a la sociedad actual, debe despojarse de toda pretensión hegemónica, para despertar ante todo el deseo de adherirse, cada uno según su propia tradición, por la gran intensidad de vida que se puede empezar a experimentar”, afirmaba Lorenza Violini, profesora de la Università degli Studi de Milán.
Un encuentro y un método que el propio Carrón recordaba al término del encuentro como la verdadera “clave” del libro. “No estamos hablando de ‘teorías sobre el encuentro’ sino de un hecho que sucede, lleno de vida y de promesa, que cuando la libertad lo acoge puede empezar a dar frutos de estima mutua y de paz”. El método del encuentro: un encuentro y la belleza que este genera, con todas las posibilidades que cada uno de nosotros puede experimentar cuando hablamos de “libertad”.